Lo vivido ayer en el Pleno de la Asamblea refleja dos realidades. Por un lado, que sus señorías están pensando claramente en las elecciones del 26 de mayo y no lo esconden (aunque lo intenten); y por otro, que lo hacen agrupados en dos bandos diferenciados: PSOE y Podemos en una bancada y PP y Cs en la otra; a imagen y semejanza de lo que está ocurriendo en la esfera nacional.

«Dentro de siete meses los extremeños les echarán a patadas». «No sabemos dónde vamos a estar en siete meses». «Piensen muy bien hacia dónde quieren ir; nosotros lo tenemos muy claro, con esta gente, nada nunca»... Son algunas de las frases vertidas en la Cámara durante la sesión plenaria de ayer en la que hubo otro hecho evidente de que las elecciones están a la vuelta de la esquina y de que PSOE y Podemos van de una mano y PP y Ciudadanos de la otra. Ayer, todas las iniciativas presentadas por los populares solo recibieron el respaldo de la diputada de la formación naranja Mª Victoria Domínguez; mientras que socialistas y sus señorías de Podemos se unieron en sus votaciones, hasta incluso para tumbar una propuesta del PP que pedía un decreto de ayudas específico para personas desahuciadas por impagos, una cuestión, la de los desahucios, muy sensible en la zona parlamentaria de izquierdas.

Aunque todas sus señorías sí estuvieron de acuerdo en algo, en que se debe prohibir la caza de liebres ante la enfermedad de la mixomatosis que sufren estos animales, que la Escuela de Teatro y Danza se convierta en un centro superior de arte dramático; y aprobar la ley del Tercer Sector Social (que integra a entidades sociales, de discapacidad, voluntariado...). Estas tres cuestiones se aprobaron por unanimidad.

Sin embargo, hubo otros debates en los que se buscaba que el contrario se retratase o, utilizando el manido recurso político, ver si se anteponen los intereses partidistas a los intereses de los ciudadanos. Es el caso de la propuesta de pronunciamiento llevada ayer por el PSOE para que la Cámara «inste al Gobierno y a los grupos parlamentarios de las Cortes Generales a aprobar los Prepuestos Generales del Estado para 2019, en base al acuerdo alcanzado entre el PSOE y Unidos Podemos, y a llevar a cabo todas las medidas que se recogen en los mismos».

Este es el mayor ejemplo de que las urnas están ahí y de que los bandos están cerrados. Evidentemente PSOE y Podemos votaron a favor, y PP y Ciudadanos en contra al considerar que son unos presupuestos «falsos» y dañinos para la economía española. Ninguna sorpresa. Ya se sabía de antemano. Se trataba de que «las derechas», como recalcó el diputado socialista Jorge Amado, se retratasen, aunque el propio Amado tuvo que preguntar desde la tribuna a Podemos si iban a votar a favor de la propuesta ante las «dudas» que a él mismo le generó la intervención previa del secretario regional de la formación morada, Álvaro Jaén, quien citó varias frases del presidente Fernández Vara para evidenciar su incoherencia respecto a lo que decía cuando Pedro Sánchez negociaba la moción de censura con Podemos e independentistas, y ahora en el Gobierno.

Al margen de estos asuntos, ‘las izquierdas’ rechazaron una propuesta del PP para instar a la Junta a tomar medidas que garanticen el derecho a la educación y a la libertad de enseñanaza, en un debate en el que la diputada popular Pilar Pérez aludió a que su colega de Podemos Irene de Miguel «tiene a sus hijos en un centro que no es privado, ni concertado ni público»; algo que la propia De Miguel denunció como una maniobra «sucia y vacía» del PP.

Al final, un discurso, el de unos y el de otros, para eludir responsabilidades, lo que solo demuestra por qué la política goza de mala salud social; incluso aderezada en este caso con alusiones referidas al entorno familiar de la nueva candidata de Podemos. Eso pone en evidencia el nivel. En todos los sentidos.