Agentes de la Policía Judicial de Trujillo recogieron ayer en el Instituto de Medicina Legal de Cáceres la bala que el sábado acabó con la vida de Luis Miguel Rodríguez, mientras participaba en una montería en el paraje conocido como el Hoyo de Alonso García, en el termino municipal de Alía. El análisis de la misma podrá determinar si el impacto del proyectil se produjo después de que este rebotara, como considera la principal hipótesis en la que se centra la investigación, según reiteraron ayer a este diario fuentes de la misma, que dan por "descartada", cualquier otra posibilidad.

Por otro lado, ayer tuvo lugar en el Monasterio de Guadalupe el funeral por Luis Miguel Rodríguez, que fue incinerado en Cáceres después de que el domingo se le practicara la autopsia. Muchos vecinos llenaron la basílica del monasterio para acompañar a la familia en la despedida al joven.

"El pueblo está hoy abatido, hay mucha tristeza porque lo que ha sucedido es algo inexplicable", señaló al término del mismo el alcalde de Guadalupe, Modesto Rubio, que recordó que Luis Miguel Rodríguez era "un muchacho extrovertido, serio y responsable".