La socialista Rafaela Romero, natural de Quintana de la Serena (Badajoz), parlamentaria vasca y expresidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa, ha dicho públicamente que su padre fue "un maltratador" y su madre, sus hermanos y ella las víctimas de una situación que, según ha asegurado, consistió su familia paterna.

"No puedo describir lo que es vivir con miedo tanto tiempo en el espacio donde tú tienes que estar segura", ha destacado Romero durante su confesión, que realizó anoche en una entrevista concedida a la televisión local Teledonosti, de la que se hace eco hoy El Diario Vasco.

Romero, de 46 años, nació en Quintana de la Serena y creció en Mondragón, donde dice que su padre "aisló" a su madre, "una mujer sin formación" y además "sin familia" en esa localidad guipuzcoana.

Ella, la mayor de cuatro hermanos, tuvo conciencia muy pronto de lo que sucedía en su casa. Con la ayuda de la abogada socialista Nekane Iglesias, pudo "identificar" lo que estaba padeciendo su familia y con 18 años se enfrentó a su padre para que dejara de golpear a su madre.

Finalmente, su madre se divorció y terminó todo contacto con su progenitor, con el que no se habla. Afirma que "se aprende a convivir con la herida del terror sufrido", pero que ésta "no se supera".

Romero está casada con Jesús Eguiguren, expresidente de los socialistas vascos, con quien tiene una hija y que hace 25 años fue condenado a 17 días de arresto por golpear a la que entonces era su pareja.

"Yo sé perfectamente lo que es un maltratador, sé cómo se comporta. Jesús no es un maltratador, es un buen padre y una gran persona. Nunca he tenido miedo, sí a que le pasara algo y quedarme sola. He tenido miedo a perderle, no a estar con él", subraya Romero, en referencia a la etapa en la que ETA amenazaba y mataba a los cargos públicos e institucionales de su partido y el PP.

Asegura que cuando solo se vive "en el daño-miedo-daño-miedo" y "te ofrecen un espacio sin miedo, es el paraíso".

Es crítica con todos los partidos, también con el PSOE, por no haber hecho aún de esta lacra una cuestión "de Estado".