Comprobarlo es tan sencillo como circular por una autovía manteniendo la velocidad de 120 kilómetros por hora, la máxima permitida; la mayoría de vehículos le adelantarán sin miramientos ni escrúpulos. El exceso de velocidad impera en las carreteras del país pese a que es uno de los principales motivos de accidentes de tráfico. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), cumplir los límites establecidos evitaría mil muertes al año en España. Entre ellas quizás hubiesen podido estar las de las siete personas que hace dos semanas fallecieron en el accidente de Oliva de Mérida.

Las causas que llevan a los conductores a correr más de la cuenta en la carretera son diversas. Pero los expertos vinculados a la seguridad vial coinciden en una: la falta de percepción del riesgo. "La sensación de control es el argumento más común. Estos infractores esgrimen que tienen un gran control sobre el vehículo, y que las buenas infraestructuras les permiten ir a esas altas velocidades. Tienen una sensación de total de seguridad, porque además los automóviles están mejor equipados. Todo eso repercute en la pérdida de la sensación de riesgo", señala Cristina Redondo, jefa provincial de Tráfico de Cáceres. Coincide con ella Cristina Iglesias, psicóloga especializada en seguridad vial que colabora con autoescuelas de la región en los cursos de recuperación de puntos del carnet. "Muchos te dicen que cómo van a ir a 120 por una autovía o autopista si tienen un coche con el que pueden circular a 200 km/h. Eso es porque no calculamos el riesgo real y objetivo que entraña la conducción", explica.

Según un estudio realizado por el Instituto Universitario de Investigación del Automóvil, más de la mitad de los turismos que transitan por las carreteras convencionales españolas superan frecuentemente la velocidad permitida --90 o 100 km/h, en función del tipo de vía--. En autovía y autopistas, donde el límite es de 120, el porcentaje es del 38 y el 57%, respectivamente.

Frente a esa realidad hay otra: el exceso de velocidad estuvo detrás de una tercera parte de los fallecimientos en accidente en 2009. Y, como recuerda Cristina Redondo, "cuanto menor es la velocidad, menos graves son las consecuencias de un posible accidente y mayores las posibilidades de evitarlo". Una investigación del Departamento de Transporte del Reino Unido determina que la probabilidad de fallecer en una colisión frontal con otro vehículo aumenta exponencialmente cuanto mayor es la velocidad de circulación: las posibilidades de fallecer en un siniestro son del 3% si se va a 50 km/h; del 65% a 80 km/h, y del 92% cuando la velocidad supera los 90 km/h.

"Existen teorías que sostienen que las impactantes campañas de la DGT no nos afectan, porque nos convencemos de que eso no nos puede pasar a nosotros", explica la psicóloga Cristina Iglesias.

Pero la sensación de seguridad no es el único argumento que explica el uso abusivo del acelerador. "Hay cierto exhibicionismo, un interés por demostrar y demostrarnos lo bien que lo hacemos, lo rápido que podemos conducir. Hay una búsqueda de estatus y por eso tendemos a comprar los coches más grandes y más potentes", advierte Cristina Iglesias. "Hay un profundo desconocimiento de la normativa, como demuestra que las furgonetas circulan como los turismos cuando su velocidad está limitada como vehículo pesado", agrega Rafael Muñoz, presidente de la Asociación Regional de Autoescuelas.