Ateo: que niega la existencia de Dios. Esta es la definición que ofrece la Real Academia Española de la Lengua de un término que en las últimas semanas ha aumentado su presencia en la calle y las noticias, gracias a una polémica campaña publicitaria. De momento en España solo se puede ver el lema Probablemente no Dios existe, deja de preocuparte y disfruta de la vida en Madrid y Barcelona, una campaña pagada por la Unión de Ateos y Librepensadores, y que ha supuesto el impulso suficiente para convertirse en tema recurrente de conversación, tal vez gracias a la ayuda que le ha prestado, seguramente sin pretenderlo, la Conferencia Episcopal, y la campaña Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo de los cristianos evangélicos, también en los autobuses.

Pero, ¿cómo han visto esta guerra de campañas quienes se consideran ateos desde la distancia, desde Extremadura? Javier Escudero, un profesor de Secundaria de Cáceres, cuenta que el eslogan original está muy bien porque "hay muchas personas que son ateas pero que necesitan de estos gestos para poder expresarlos. Necesitamos que esto sea normal".

Se considera ateo porque, dice, no necesita ningún dios y cree además que quien lo necesita muestra "un síntoma de debilidad". A pesar de haber crecido rodeado de símbolos y costumbres religiosas, está seguro de que Dios no es más que "una creación, un error del hombre, que está muriendo poco a poco".

Francisco Bote, encargado de un hostal de Mérida, llegó a esta conclusión recibiendo clases en un colegio de curas donde "la religión era una obligación". "Cuando eres muy pequeño no tienes casi conciencia y entonces crees, vas a misa y rezas, pero conforme fui creciendo me di cuenta de que ni existe dios, ni vas a ir al infierno ni al cielo ni nada por el estilo", afirma.

En su caso, aunque en su familia nunca hubo una gran vocación religiosa, fue bautizado e hizo la comunión. Cuando pudo decidir, se casó fuera de la iglesia, y asegura que sus hijos --está en plena búsqueda del primero-- no serán bautizados "a menos que eso me cueste el divorcio", dice entre risas y con una mirada cómplice hacia su mujer, a quien el peso de la tradición familiar aún le hace dudar. Pero él si lo tiene claro: "no creo que un niño, para tener un nombre y para ser una persona normal e íntegra, necesite estar bautizado. Cuando él tenga la capacidad de formarse una opinión propia podrá decidir si quiere hacerlo".

Alberto Paladino, un comercial argentino que vive en Badajoz --llegó a España hace ocho años-- le acaba de llegar este momento, y por partida doble. La hija de seis meses que tiene con su mujer no ha sido bautizada porque no creen en Dios, una conclusión a la que llegó después de mucho leer pero sobre todo después de aplicar mucho "sentido común". La segunda parte le llega con el hijo de su mujer, que ahora tiene ocho años y se enfrenta a la determinación de hacer la comunión, como la mayoría de sus compañeros del colegio, o no hacerla. En este caso será el pequeño quien lo decida, porque esta es la opción que le han dejado sus padres, la misma que Alberto disfrutó cuando niño gracias a "la suerte" de de tener una madre que "fue una adelantada a su época, porque me dio a elegir a pesar de que en su familia todos se preguntaban si estaba loca".

Luis Alberto Ramos, un emeritense que está a punto de doctorarse en filosofía, se considera ateo, una tarea que según dice no es nada fácil, como demuestra la propia campaña de los autobuses, ya que tanto los que creen en él como los que no, tienen a Dios como eje de su discurso. "Son polos opuestos pero en el fondo están hablando de lo mismo. Si antes había que creer en dios para salvar tu alma, esta campaña te pide que no lo creas para que puedas ser feliz".

El se decanta más por el lado de quienes piensan que Dios es una creación del hombre frente a quienes defienden que Dios creó al hombre a su imagen. "Es una creación malintencionada con el fin de mantener un poder. En el caso de los reyes, era una justificación del poder sobre los hombres".

Luis Alberto cree que detrás del éxito de la superviviencia de Dios está una palabra: existencia, creada en la edad media con el objetivo de ser relacionada con dios. "Una vez que ya tienes esa palabra que está creada solo para dios, no te queda otra alternativa que la propia existencia de Dios. Este es el gran engaño del que hemos sido víctimas. Dios y existencia van juntos". Por eso, él dice que más que no creer en dios, hace un ejercicio de "descreencia" de cuanto es dios y todo cuanto le rodea.