TQtue el Indice de Precios de Consumo (IPC), según los datos de julio, haya bajado en nuestra región ocho décimas, hasta situar la tasa interanual en el 1,7% parece, en principio, una buena noticia. Pero resulta a todas luces insuficiente para compensar la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, no sólo por la bajada de salarios y los preocupantes niveles de desempleo, sino porque otros suministros básicos, como la luz, ya ha registrado una subida muy importante a principios de agosto.

Siendo cierto que una contención en los precios favorece el consumo, la realidad es que los consumidores tenemos la sensación (casi certeza) de que, por mucho que baje el IPC, no podrá llegar a compensar las constantes subidas que, a través de nuevos o más altos impuestos y del encarecimiento constante de suministros y productos básicos, llevamos ya varios años soportando.

En cualquier caso, y aunque, como dice el refrán, en casa del pobre dura poco la alegría, disfrutemos de las que vengan, aunque sean breves.