La festividad de Todos los Santos que se celebra mañana y la de los Todos los Fieles Difuntos, pasado, vuelve a llenar los cementerios de familiares que visitan a sus seres queridos y aprovechan para llevar flores y adecentar lápidas. También es la época del año en la que se reflexiona sobre el precio y calidad de los servicios funerarios, un sector que en España facturó 1.530 millones de euros en 2018 (25 millones de euros más que en el ejercicio anterior, lo que representa el 0,13% del PIB nacional), pero que aún sigue sin una regulación actualizada. La cifra, en palabras del secretario general de Panasef, Alfredo Gosálvez, incluye no solo «la componen la retribución a las empresas funerarias, sino que incluye también la prestación de servicios y productos de hasta nueve agentes económicos diferentes».

Los datos, recogidos por la patronal en su última Radiografía del Sector Funerario 2019, revelan que en España trabajan 1.300 empresas de servicios funerarios, de las que un 80% tienen una cifra de negocio superior al millón de euros. En el país, entre tanatorios, velatorios y crematorios, hay 2.525 instalaciones funerarias, con 7.060 salas de velatorio. La media de fallecimientos diarios es de 1.167. En Cáceres hay 97 instalaciones funerarias y en Badajoz, 70, según este informe anual.

ESTUDIO DE UCEX / En la región el último estudio sobre precios de servicios funerarios lo realizó en 2018 la Unión de Consumidores de Extremadura (Ucex) y en él aseguraba que el precio medio de un entierro quintuplicaba el Salario Mínimo Interprofesional, situándolo en 4.040 euros. No obstante, hay que tener en cuenta que este coste varía en función de los servicios que se contraten. Así, la funeraria pone a disposición de los familiares del finado una gama de ataúdes entre 800 euros a los 3.500 euros para los de alta gama. La media se sitúa en los 2.000 euros.

Un coche fúnebre, aunque su precio varía en función de la distancia a recorrer, no baja de 250 euros. El tanatorio supone -según este estudio de Ucex- unos 600 euros. La incineración tiene un coste medio en Extremadura de 550 euros y la vasija para contener las cenizas unos 180 euros. Un columbario para colocarla oscila entre 100 y 642 euros. Si optamos por la inhumación, todavía hay más costes, como la tumba, el columbario o la lápida. Los precios cambian mucho según el municipio, pero grosso modo serían unos 690 euros y 300 euros de lápida. No se tienen en cuenta otros gastos extra como trámites, traslados, flores, mesa de firma, esquela en el periódico, o los recordatorios.

España cuenta con 8.126 localidades, con un total de 17.682 cementerios, el 99% de propiedad municipal. Las previsiones apuntan a que este número permanecerá constante.

España tiene una tasa de incineración, según los datos de Panasef, del 41,22%, mientras en Extremadura apenas sobrepasa el 19%. En España hay 442 hornos, el mayor número de Europa, con el que se atiende una media de 400 incineraciones diarias. La preocupación por el medio ambiente cada vez es mayor y se están mejorando e instalando filtros para minimizar más aún las emisiones a la atmósfera.

RÉCORD DE FALLECIDOS / Los servicios funerarios dependen directamente de la tasa de mortalidad. En 2018 fallecieron en España 426.053 personas, un 0,57% más que en 2017. El pasado fue el año con mayor número de fallecidos desde que se realizan estadísticas oficiales.

Según las estimaciones de Panasef en su Radiografía del Sector Funerario el «precio final de un servicio funerario está compuesto en un 51,5% por el valor de los servicios funerarios en sentido estricto, un 15% de servicios complementarios (certificados y tasas, iglesia, coronas, lápidas, esquelas,…) un 16,5% por los costes del destino final (inhumación o incineración) y un 17% de impuestos indirectos (IVA)».

Otro dato que dibuja con fidelidad el panorama del sector es la importancia del seguro de decesos. Los datos del servicio de estadísticas y estudios del sector seguros en España (ICEA) arrojan que un 59,49% de las defunciones están cubiertas por pólizas de compañías. La costumbre de ir pagando en vida en forma de póliza es una tradición que pasa de generación en generación en las familias.

Los precios son distintos en función de la compañía aseguradora. Una recomendación es no empezar a pagar estos seguros con menos de 40 años, ya que se acabaría pagando mucho más de lo que significan los gastos funerarios. También es útil guardar copia de la póliza y del último recibo abonado.

La profesionalización es otra de las características de este sector. En 2018 empleó a 11.510 trabajadores (73,40% varones y 26,60% mujeres). La mujer cada vez está teniendo más protagonismo. Sus principales ocupaciones son las labores de administración y atención a los clientes. Según Panasef, 124 mujeres ocupan puestos directivos, un 18%.

La ‘espinita’ que tienen clavada los profesionales del sector es la renovación normativa para que tanto empresas funerarias como sus familias tengan la máxima protección jurídica.

Finalmente, hay que destacar que los socios de Panasef han ratificado un Código Deontológico del Profesional del Sector Funerario y el Decálogo del Profesional Funerario, conjunto de normas que tienen que observarse en el desarrollo de la actividad profesional.