El rostro de los vecinos de Miajadas reflejaba ayer preocupación y nerviosismo. Algo natural si se tiene en cuenta que el de ayer, si se confirma finalmente --como investigan las fuerzas de seguridad-- que fue un asesinato, es el segundo crimen en sólo una semana en un municipio tranquilo de menos de 10.000 habitantes. Y es que el sábado pasado se producía otra muerte violenta en el municipio cuando un hombre disparó a otro que había sido absuelto en los tribunales y que estaba acusado de violar y prostituir a su hija. Pese a que aquella situación no tiene nada que ver con la ocurrida en la noche del viernes al sábado, los vecinos de la localidad cacereña se mostraban ayer consternados por la escalada de violencia registrada en los últimos días.

Aunque son sucesos aislados, el propio presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, criticaba el viernes la política en materia de seguridad ciudadana del Gobierno central y alertaba de la sensación de inseguridad que empieza a haber en todo el país e incluso en la comunidad de Extremadura, una región que tradicionalmente tiene unas bajas tasas de criminalidad.