Los buenos precios pagados en origen durante el 2007 y la eliminación de la obligatoriedad tanto del abandono de tierras como del barbecho blanco tradicional aumentarán previsiblemente durante esta campaña la superficie sembrada con cereales en la región. Según diferentes fuentes del sector consultadas por EL PERIODICO, el auge podría oscilar entre un 5 y un 10%, a pesar de los encarecimientos que han tenido que afrontar los productores en el precio de fertilizantes y las semillas.

Aunque la siembra de cereales de invierno --trigo, avena, cebada y centeno-- tiene lugar normalmente entre principios de noviembre y mediados de diciembre, ni la Junta ni el Ministerio de Agricultura disponen todavía de estimaciones sobre las hectáreas extremeñas que se cultivarán esta campaña. En el caso del ministerio, sí que se han elaborado unas previsiones a nivel nacional, en las que los aumentos varían entre el 3% de mejora estimada para el trigo blando y la avena y el 13% en el trigo duro. Traducido a hectáreas, esto supondría en total unas 300.000 hectáreas más de estos cultivos, con lo que el incremento sería del 5,3%. Una evolución, señala el Mapa, a la que no han contribuido las condiciones climatológicas "con lluvias escasas y generalmente mal distribuidas".

Ya en Extremadura, el responsable de cultivos herbáceos de UPA-UCE, Joaquín Perera, cree que la superficie sembrada con cereales aumentará este año "como mínimo, un 10%". En este alza considera que tendrá mucho que ver la decisión de Bruselas de eliminar la obligatoriedad de retirar una décima parte de la superficie de cultivo pues, arguye, "aquí la mayoría ha optado por no hacerla". Esta medida comunitaria se tomo como respuesta a la situación de desabastecimiento vivida en el mercado mundial de cereales durante el 2007. Provocado por las malas cosechas sufridas en algunos de los principales países productores y por el aumento en la demanda de otros, este déficit de producción derivó en unos niveles históricos de los precios.

En esta misma línea, el Mapa eliminó la obligatoriedad del barbecho tradicional y también la posibilidad de ampliar la retirada voluntaria del 10 al 80% de la superficie para la que se solicitase ayuda.

ALZA DE LOS INSUMOS A juicio de Joaquín Perera, los precios obtenidos en el 2007 y las buenas previsiones para el 2008 son los que han permitido a los agricultores afrontar los "desorbitados" encarecimientos tanto de las semillas como de los abonos, ya que este año "no ha habido que recortar tanto los gastos". Respecto de las semillas, pone como ejemplo las de trigo duro, "que se pagaron la campaña pasada a entre 65 y 70 pesetas, y ya cuando finalizaba, a unas 80. Ahora no las encuentras por menos de cien". En el caso de los abonos, no cree que las subidas se deban, como se aduce, a que hay desabastecimiento de las materias primas: "Lo único que hay es que prevén que el cereal valga dinero y aprovechan para hacer el incremento", asevera.

Miguel Patacho, responsable de cereales y materias primas de la cooperativa de segundo grado Acorex, cifra el incremento de superficie de cereales para este año entre un 5 y un 6%. Entre otras cosas, aclara que el 10% de hectáreas que en teoría podrían sumarse al cultivo al no ser obligatoria su retirada son "algo ficticio", ya que se calcula sobre el total de la finca, no de su espacio arable.

Por otro lado, considera que el encarecimiento de las semillas --entre un 50 y un 60%-- se ha producido por un exceso de demanda de semillas certificadas, a los que los agricultores han decidido recurrir en busca de mejorar su productividad alentados por los precios del 2007. Además, agrega, muchas de estas semillas "se han ido para los países productores del Este".

En lo que atañe a los fertilizantes, el responsable de la fábrica de abonos de Acorex, Jesús Píriz, explica que no han notado un descenso en su demanda, pese al encarecimiento que han sufrido a causa de un "aumento de la demanda a nivel mundial".

"La gente cogió el año pasado un precio al que no estaban acostumbrados y no han escatimado a la hora de abonar aunque el producto haya sido mucho más caro que el año anterior", justifica, y agrega que "en otras circunstancias, una subida tan espectacular hubiese hecho que el agricultor restringiese su uso".

Según sus datos, entre las campañas de otoño del 2006 y las del 2007 el precio de los fertilizantes se ha incrementado entre un 30 y un 35%. En el caso de las producciones de regadío, "para las que ya se están haciendo operaciones", calcula que el auge ha llegado a situarse entre el 60 y el 65%. Y eso que, asegura, "nosotros tenemos unos precios interesantes", ya que, explica, "hemos sido previsores".