El primero de los veinte contenedores que se depositarán en el Almacén Temporal Individualizado (ATI) de la Central Nuclear de Almaraz ya está en la planta cacereña. Allí llegó a mediados de la semana pasada procedente de las instalaciones de la empresa Equipos Nucleares (ENSA) en Maliaño (Cantabria). La previsión es que este y otro contenedor más se carguen con elementos de combustible gastado el próximo mes de abril. También está ya en las instalaciones de la central la grúa que servirá para manejar y mover estos depósitos, que pueden llegar a las 120 toneladas de peso una vez cargados.

El director de la Central Nuclear de Almaraz, José María Bernaldo de Quirós, ya avanzó recientemente que el objetivo es tener finalizadas las obras del ATI antes de acabar este año. En este sentido, tanto la losa como el cierre perimetral de cinco metros de altura del almacén, ambos de hormigón, están ya acabados. Restan por finalizar aún tanto las obras de los edificios auxiliares (la instalación cuenta con un edificio de seguridad física y sala de control, otro de protección radiológica en zona controlada y una nave auxiliar) como el vallado metálico.

El año próximo hay previstas recargas de combustible en las dos unidades de Almaraz. Están programadas para los meses de marzo (la del reactor II) y noviembre (la del I). Los dos contenedores que se espera cargar a mediados del primer semestre del año próximo permitirán desalojar 64 elementos de la piscina de combustible de la unidad I, la que está más próxima a su saturación, con el fin de que haya posiciones libres para la recarga que se efectuará a finales de año.

Este primer contenedor servirá para realizar las pruebas necesarias antes de la puesta en marcha del ATI. Actualmente, ENSA está trabajando en una decena de contenedores ENUN 32P para las centrales de Almaraz y Trillo (en esta planta ya existe un ATI en funcionamiento), que se encuentran en distintas etapas de su fabricación. «El resto de los depósitos sigue en proceso y cada mes o mes y medio se va a entregar uno en alguna de estas dos centrales, según lo que decida Enresa en atención a las necesidades de cada planta», precisa María Vega, directora de Desarrollo de Negocios de Ensa.

Con cinco metros de altura y 2,65 de diámetro, el contenedor que se empleará en Almaraz está conformado por un vaso metálico de acero al carbono, rodeado por un blindaje neutrónico. Dentro de este cuerpo está el bastidor que sirve para almacenar hasta 32 elementos de combustible irradiado. El proceso de fabricación de cada uno de ellos se prolonga durante «entre 15 y 18 meses, desde que nos llega el material» (el periodo de acopio dura otro medio año), precisa María Vega. El sistema de cierre del contenedor está constituido por dos tapas, una interior y otra exterior, en ambos casos fijadas al cuerpo mediante 48 pernos.

Se trata de un contenedor de doble propósito, de almacenamiento y transporte. Para ello, cuenta con cuatro muñones, dos de elevación en la parte superior del vaso para el izado y manejo y otros dos de rotación.

De esta forma, una vez que estuviese en funcionamiento el Almacén Temporal Centralizado (ATC) —un proyecto previsto inicialmente en la localidad conquense de Villar de Cañas pero actualmente paralizado—, no habría que hacer ninguna nueva transferencia a otro contenedor para su transporte. «Solo tienes que cargar el camión y llevártelo, no existe ningún tipo de transferencia más», recalca María Vega.