La mayor parte de los inmigrantes alojados en esta primera semana en el campamento de la Cruz Roja instalado en Almendralejo tuvieron que abandonarlo ayer para dejar paso a otros temporeros, ya que el plazo máximo de estancia es de siete días. Así lo anunció a Efe una de las trabajadoras sociales de Cruz Roja que están ejerciendo en este campamento, Ana Trinidad, que aclaró que, sin embargo, dos o tres familias más desprotegidas permanecerán más tiempo por circunstancias especiales como tener miembros enfermos, mujeres embarazadas o menores.

Según confesó Trinidad, la mayor parte de los temporeros alojados en esta primera semana, 125 en total, son de nacionalidad rumana y están en España en situación ilegal, por lo que no quieren desvelar si tras esta estancia han encontrado trabajo y se van a viviendas o albergues.

Sin embargo, los trabajadores de Cruz Roja sospechan que la mayoría de ellos volverán a los asentamientos ilegales que hay repartidos por las afueras de Almendralejo, aunque la mayor parte de ellos están concentrados en los caminos de Lobón, Molino y en la finca municipal Los Estiles , según manifestaron a Efe fuentes de los servicios sociales municipales.

SITUACION ACTUAL Además de estos rumanos, en el campamento, aunque en un lugar anexo, viven tres familias de gitanos portugueses, que llegan procedentes de un asentamiento ilegal que levantaron las fuerzas de seguridad, y que, a pesar de contar con todos los servicios de higiene y alimentación, tienen una situación peculiar porque viven apartados y conviven con caballos y burros.

Esa circunstancia y la petición propia de no mezclarse con los rumanos, dada su diferente cultura e idioma, es lo que hace que no se alojen dentro del campamento, a pesar de que han sido invitados a ello.

Aunque durante estos primeros siete días han estado alojados 125 inmigrantes, han sido unos 350 los que han solicitado alojamiento en el mismo, aunque muchos no respondían al perfil necesario para ello.

En cuanto a la atención a los menores, desde el primer día se están impartiendo las clases y realizando las actividades en una carpa específica, aunque las trabajadoras sociales se quejan de que la asistencia es irregular por la despreocupación de sus progenitores.

La mayor afluencia de inmigrantes se produjo en los primeros días de septiembre, aunque fue disminuyendo a medida que transcurrían los días y corría la información sobre el perfil necesario para poder alojarse.

Respecto a la acogida del campamento por parte de los ciudadanos almendralejenses, aclaró que por lo general ha sido buena, ya que la mayoría prefieren que estén acogidos en un lugar digno y no estén en asentamientos ilegales.