La migraña empieza a cuestionarse como enfermedad desde el momento en que comienza a afectar a más de dos millones de mujeres españolas, de las que más de 48.000 son extremeñas, lo que representa el 14,7% de la población femenina de entre 18 y 65 años que vive en la región.

En la provincia de Badajoz, casi 30.300 mujeres se han visto afectadas alguna vez por esta dolencia, mientras que en la de Cáceres son cerca de 18.000 las que sienten, a menudo, un dolor incesante de cabeza.

Son datos extraídos de la encuesta Migraña y Mujer , del 2006. Este estudio forma parte del Programa PALM (Plan de Acción de la Lucha contra la Migraña) y su objetivo es mejorar la problemática de la migraña, para lo que se elaboran encuestas a un determinado sector femenino y masculino con síntomas a fin de ver el impacto de esta enfermedad, no sólo en el plano médico, sino también en la vida personal, familiar, laboral y social.

Según los datos obtenidos, más de la mitad de los pacientes se considera desinformado sobre la enfermedad, además, el 18,9 por ciento de los encuestados no siguen una atención médica, haciendo uso prolongado de tratamientos inespecíficos y sin receta.

No obstante, un alto porcentaje de pacientes están satisfechos con el consumo de triptantes, es decir, medicamentos específicos que alivian las molestias producidas. En la mayoría de los casos el tratamiento es efectivo. El 86,8 por ciento de las encuestadas afirma que pediría cita con el médico, siempre y cuando supiera que hay un tratamiento específico que les permita acabar con los molestos dolores neurológicos.

A esto se suman las náuseas, la distorsión de la visión, vértigo e hipersensibilidad a la luz, otros síntomas que dan lugar a situaciones de absentismo laboral, provocando, a su vez, graves consecuencias y pérdidas económicas al año.