Nueve de cada diez explotaciones ganaderas de vacuno de leche que operaban en Extremadura a principios de los noventa ya no tienen actividad. De las casi 2.500 que tenía registradas el Ministerio de Agricultura en el año 1992 se ha pasado a menos de dos centenares en el 2005, concentradas fundamentalmente en las zonas de Valdelacalzada, Casar de Cáceres y en algunas localidades de La Serena. Solo durante el bienio 2005-2006 han dejado esta práctica ganadera más de setenta explotaciones en la región, mientras que en el transcurso de la década pasada el sector perdió más de una cuarta parte de sus peso económico en Extremadura, según las estimaciones del Mapa.

Esta caída tan pronunciada se ha debido a varios factores. Ignacio Huertas, secretario general de la organización UPA-UCE, cita entre ellos que "se trata de un sector muy esclavo. En las Vegas Bajas hay un dicho: ´Los vaqueros no tienen tiempo ni de ir a su entierro´. Muchos ganaderos se han ido a otros sectores menos exigentes y que dan igual o mayor rentabilidad". A su juicio, en Extremadura se ha producido una evolución tan a la baja porque, a diferencia de lo que ocurrió en otras autonomías como Galicia, --una de las regiones lecheras por excelencia en España--, aquí los ganaderos han contado con otras alternativas de producción viables.

Otro aspecto que ha jugado un papel importante en la pérdida de ganaderos dentro de este sector ha sido la paulatina disminución de los precios, con una tendencia a la baja que se ha agravado por el aumento de los costes (veterinarios, piensos o instalaciones), que deben afrontar los ganaderos. A todo ello se añadió la prohibición, por motivos sanitarios, de la venta directa de leche, lo que fue privando a muchos productores de una fuente importante de sus ingresos.

Las explotaciones que han ido quedando han tenido que ir modernizándose para hacerse más competitivas, con un importante aumento de las cabezas de ganado existentes en cada una de ellas y, por tanto, del volumen de leche producido. De esta manera, si en 1997 lo producido por cada explotación ganadera no llegaba a los 50.000 kilogramos de leche por año de media, en el 2005 la cifra se situó en los 201.000 kilogramos, cantidad muy similar al promedio español (206.000).

Sistema de cuotas

Este sector funciona por un sistema de cuotas de producción impuesto por Bruselas a cada país de la UE. En el caso de España, el tope es de algo más de seis millones de toneladas, de las que Extremadura apenas si concentra el 0,6% (36.445 toneladas).

En este sentido, para Huertas, en la región no ha influido tanto la reconversión impuesta desde Europa como las exigencias derivadas de la necesidad de ser competitivos y de adecuarse a las normativas sanitarias.

Por este motivo, las vaquerías supervivientes tienen ya un alto grado de profesionalización, por lo que previsiblemente su situación será estable. Sin embargo, la falta de relevo generacional y el desacoplamiento total de producción y ayudas (se paga una cantidad fija por kilo de cuota que se tenga, no por lo que se produzca) tampoco parecen que vayan a incentivar mucho al sector. "La gran mayoría se estabilizará, pero a largo plazo no crecerá", concluye Huertas.