En el caso de la Guardia Civil, es la Policía Judicial la que coordina los casos de desaparición, aunque es cada unidad territorial o cuartel el que inicia las investigaciones.

Al recibir la denuncia, el protocolo marca que es necesaria la recogida metódica de todos los datos relativos a la persona desaparecida, el entorno y el contexto. "A veces se quejan porque se hacen muchas preguntas, pero cualquier dato puede ser relevante", explican en la Guardia Civil.

Toda esa información es recogida en un sistema informático. Esto permite, por ejemplo, saber si es reincidente o si se han registrado conductas problemáticas.

El siguiente paso es el señalamiento, es decir, la comunicación requisitoria que sirve para informar a todas las patrullas de servicio y a todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Este proceso también está informatizado, según las fuentes consultadas.

Paralelamente a la búsqueda los agentes tratan de obtener pruebas periciales para esclarecer los hechos y elementos identificativos del desaparecido (huellas dactilares, registros de voz o composición dental).