Los psiquiátricos extremeños tratan en la actualidad a enfermos que llevan más de 30 años en el caso de Plasencia, y cerca de 60 años en el centro de Mérida, sin que nadie les reclame. Se trata de personas que en muchos casos superan los 80 años de edad y que no tienen familia o, si la tienen, no están dispuestas a cuidar del enfermo en sus casas. La situación es delicada porque el vínculo familiar es "imprescindible" para la recuperación de estas personas, por lo que lo ideal es que estén "en su propio medio social, familia o comunidad", según explicó a este periódico el director gerente del hospital psiquiátrico de Mérida, Manuel Grandal.

El caso del centro emeritense es más grave que el de Plasencia, porque hay más personas en esta situación, y donde "prestamos unos servicios, pero no podemos cubrir las necesidades completas", explica Grandal, por lo que "hay que obligar a las familias a que no se olviden de sus familiares enfermos".

FUTURO A su juicio, el hospital "debe ser un recurso intermedio entre la sociedad y el enfermo". Por ello, asegura que su mayor preocupación es "qué pasa con los enfermos de 20, 30 y 40 años de edad, que no deben estar toda la vida aquí, como pasa con estos enfermos nuestros que llevan cincuenta años".

El centro tiene una estancia media de 16 días en las unidades de Agudos; en la Unidad de Media Estancia, la media es de nueve meses; y para la Unidad de Psicogeriatría y la de Retrasos Mentales hay varios años de estancia, que es donde están los enfermos que llevan más tiempo internos. Pasados estos períodos de estancias medias en cada caso, destacó el responsable del psiquiátrico emeritense, "no se debe tener a los enfermos, porque pierden el apego".

La situación no es nueva, pero es un problema que no se resuelve con el paso de los años, aunque a veces hay personas ajenas a los enfermos que los admiten en sus hogares, comentó.

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