Si las calles del centro de Cáceres fueron ayer un hervidero de gente, durante el único desfile procesional del sábado y penúltimo de la Semana Santa cacereña no fue menos. Cientos de personas arroparon al único paso del desfile de ayer, la Virgen del Buen Fin y Nazaret, en su recorrido por la ciudad monumental y el entorno de la plaza Mayor, que transcurrió sin incidentes en poco más de dos horas.

Engalanada con rosas y claveles rojos, la sencilla imagen del escultor sevillano Francisco Berlanga de Avila, propiedad de la cofradía del Cristo de las Batallas, estuvo acompañada por la banda de la Sagrada Cena, que desfiló también el lunes al Cristo de las Batallas.

Cofrades y mantillas --un pequeño grupo de la asociación acompañó a la Virgen-- miraban al cielo con súplica de tregua, aunque algunos espectadores acudieron con paraguas por si acaso. Al final hubo que abrirlos y la imagen tuvo que recogerse antes de concluir su recorrido.

Los desfiles acaban hoy con el encuentro del Cristo Resucitado y la Virgen de la Alegría.