En Torreorgaz, de 1.700 habitantes, ayer no se hablaba de otra cosa, en la calle y bares se comentaba la noticia de la muerte de una burra durante las fiestas de los quintos. La mayoría condenaba lo ocurrido y mostraba su preocupación, pero se trata de un municipio pequeño en el que todos se conocen y les era fácil ponerse en el papel de los chavales denunciados, y sobre todo en el de sus padres y por eso y por miedo a las represalias nadie ha querido dar su opinión de manera pública.e incluso han llegado a llamar a los periodistas "intrusos" y que no "respetaban sus tradiciones".

La consternación para el pueblo ha sido muy grande y todos saben lo "preocupados" que están los padres y no se atreven a hablar por miedo a perjudicarles o a su reacción, aunque el apoyo hacia ellos es casi unánime.

Todos los años se celebra la tradición de los quintos que festejan los chavales de 17. Los vecinos piden respeto por esta tradición y quieren que no se mezcle el festejo popular con lo que ha sido "una gamberrada" por lo que piden que el castigo sea "el mínimo".

En cuanto a lo ocurrido, algunos ponen en duda que el animal haya sido maltratado e indican que la burra era más vieja de lo que dice el dueño.

Pero este no es un suceso aislado y otros años se han pinchado ruedas de carros y cogido otros animales, aunque sin llegar a estos extremos, y aunque la mayoría les quita importancia para otros se ha creado cierta duda sobre la fiesta, pero este es un debate que de momento nadie se atreve a abrir.