Cuestión de suerte, dispersión de la población, protección divina o que sus ayuntamientos tomaron medidas preventivas de manera inmediata, anticipándose incluso al decreto del estado de alarma y sus vecinos las han respetado a rajatabla, tanto que apenas ha habido denuncias por incumplir el confinamiento.

Es dificil saber los motivos por los que hay municipios extremeños que se mantienen sin ningún caso positivo hasta la fecha, mientras en los de al lado sí ha habido contagios. Según los datos del Servicio Extremeño de Salud, son 223 las localidades libres de coronavirus en la región, de un total de 418.

Arco de desinfección instalado en Oliva de la Frontera, junto a la iglesia de San Marcos.

Oliva de la Frontera (Badajoz) 5.200 habitantes

“Las personas desplazadas no han traído el contagio”

Mientras habla con este diario, el alcalde de Oliva de la Frontera tiene sobre la mesa telas, tijeras, gomas y alambres. La secretaria de la alcaldía separa los paños y José Rangel los corta y hacen rollos, que repartirán de diez en diez entre los voluntarios que confeccionarán las mascarillas para los vecinos. La zona de salud de Oliva de la Frontera (que incluye a Zahínos) es una de las pocas sin ningún caso positivo por coronavirus. En su doble condición de alcalde y enfermero, José Rangel podría concretar los motivos, pero es difícil saberlos. «En principio, los que somos cristianos tenemos que dar gracias a Dios», señala. Además tiene una teoría. Rangel piensa que cuanto más alejados de Madrid o Valencia o de donde ha habido grandes concentraciones, menos probabilidades existen «y las personas que se han desplazado hemos tenido la suerte que no han traído contagio», argumenta.

Antes de que se decretase el estado de alarma, el ayuntamiento olivero tomó conciencia de lo que se venía encima y convocó una reunión con la Policía Local, la Guardia Civil, el centro de salud, los directores del colegio y del instituto y el párroco. Decidieron paralizar todas las actividades deportivas, se suspendió el circo anunciado, se cerraron el centro de día de los mayores y la guardería y no se celebró el mercadillo. El centro de día se ha preparado ahora y los despachos se han convertido en habitaciones con camas por si fuesen necesarias para aislar a positivos.

El mercado de abastos también estuvo cerrado unos días hasta que se desinfectó. Volvió a abrir, pero solamente martes y viernes, con vendedores de la localidad, «los que quieran». Igualmente cerró la piscina climatizada, el hogar del pensionista, la biblioteca y la escuela de música. Precintaron parques y plazas y a los bares se les pidió que no pusieran las terrazas y algunos ya decidieron cerrar voluntariamente. «La gente empezó a tomárselo en serio» antes de que se decretase el cierre, explica Rangel. En los pisos tutelados restringieron las visitas primero y después no las autorizaron. El alcalde destaca que han publicado muchas recomendaciones. A los estudiantes que regresaron se les pidió que se quedasen 15 días en casa y cree que lo han cumplido. Con motivo de la Semana Santa, en la que siempre se multiplican los visitantes, se ha extremado la vigilancia y se ha pedido a los ciudadanos que lo denuncien de manera anónima.

El ayuntamiento permanece cerrado y se atiende a los vecinos por teléfono. Por otro lado, informa de las tiendas de alimentación que atienden a domicilio. Tres veces en semana un operario municipal fumiga los espacios más transitados y los bomberos voluntarios desinfectan las calles, que también han limpiado los de la diputación. El alcalde destaca la solidaridad que ha aflorado estos días y la gran cantidad de voluntarios que se ofrecen. Esta semana una empresa del pueblo ha instalado un arco de desinfección para vehículos. Toda ayuda es bienvenida.

Las trabajadoras se han confinado en la residencia de Aceituna con sus mayores.

Aceituna (Cáceres) 650 habitantes

“Hemos tomado decisiones drásticas desde el principio”

Aceituna es una de las localidades de la provincia de Cáceres donde no se ha registrado ningún positivo por coronavirus. Así lo confirma su alcalde, Josafat Clemente Pérez, que lo achaca a que «hemos tomado medidas muy drásticas desde el principio». Según apunta, antes de que se declarase el estado de alarma se restringieron las visitas en la residencia de mayores, que cuenta con 20 plazas, todas ocupadas, donde no puede entrar nadie desde el 10 de marzo. Y la última decisión que han tomado, como ya se ha hecho en otras residencias, es que todos sus trabajadores, desde hace más de una semana, permanecen confinados con los residentes y no salen de las instalaciones, para evitar de este modo los posibles contagios y protegerlos, en un gesto de generosidad incomparable. Son siete trabajadores, de la empresa que gestiona el centro. Para que los residentes pudieran mantener el contacto con sus familias, se optó por las videoconferencias en la tablet de la mancomunidad y posteriormente de la diputación.

Además, en Aceituna, a todos los usuarios del centro de día, como se cerró, se les reparte la comida a domicilio con el personal del ayuntamiento. Por otro lado, desde los primeros días se creó una red de voluntarios para realizar la limpieza y desinfección diaria de todas las «zonas críticas» del municipio, como la residencia de mayores, el consultorio (que depende del centro de salud de Montehermoso), la farmacia y otros establecimientos públicos de la localidad. Posteriormente llegó la ayuda de la diputación cada quince días, «pero con los voluntarios lo hacemos más a fondo».

Para evitar importar contagios, la semana pasada se dictó un bando prohibiendo el desplazamiento desde otros municipios para trasladarse a segundas residencias «y estamos viendo que no vienen», señala el alcalde. Aceituna puede recibir en Semana Santa más de un centenar de visitantes que tienen en la localidad cacereña su vivienda, sobre todo procedentes de Madrid. A la población, que de momento no ha sido sancionada, también se la protege. El miércoles se empezaron a repartir mascarillas de fabricación casera a todos los vecinos y protectores de pantalla a los establecimientos, que han sido donados por asociaciones solidarias.

«Claro que intervendrá la suerte, pero si se toman medidas contundentes se puede contener el virus», piensa este alcalde, quien sobre todo defiende que han influido las decisiones que afectan a la residencia de mayores. La actividad del municipio se ha visto mermada, como en otros. De momento, ya se ha suspendido la ruta del circuito Camina Extremadura prevista para el mes próximo, así como la romería del primer domingo de mayo. Las fiestas patronales aún pueden salvarse, porque se celebran a mediados de julio.

Un voluntario de Protección Civil de Alconchel prepara los libros escolares.

Alconchel (Badajoz) 1.700 habitantes

“Nos hemos anticipado con muchas medidas”

«Nosotros lo hemos llevado a rajatabla desde el principio y en Alconchel hemos anticipado muchas medidas que después mis vecinos me han dicho cuando las ven en el telediario: si nosotros ya lo estamos haciendo, alcalde». Con esta explicación resume Óscar Díaz los motivos por los que posiblemente Alconchel es una de las localidades de la provincia de Badajoz que se mantiene libre de coronavirus. En su momento dos vecinos se realizaron las pruebas pero el resultado fue negativo.

El alcalde achaca este buen dato a sus ciudadanos, «que se han tomado muy en serio todas las medidas que hemos tomado» y que además en Alconchel se adoptaron muy pronto, antes de que se declarase el estado de alarma. Cuenta el alcalde que el 12 de marzo mediante un bando se suspendieron todas las actividades culturales, se cerraron todos los edificios municipales, incluido el ayuntamiento, la atención al público pasó a ser telemática y el lunes ya no hubo mercadillo. Antes de que se obligase por decreto, la residencia municipal de mayores (con 20 usuarios) se cerró a las visitas y el servicio del centro de día se trasladó a los domicilios. Dos auxiliares atienden diariamente el servicio integral domiciliario de medicamentos que se puso en marcha con la farmacia antes de la crisis sanitaria, que incluye seguimiento y control médico. Ahora se ha reforzado con el servicio de atención de llamadas para recoger medicamentos en la farmacia y la compra de alimentos que se facilita a todos los vecinos que llaman a una centralita que atiende personalmente el alcalde. Dos personas de Protección Civil se acercan diariamente a cada casa para atender sus demandas y así solo estos voluntarios se mueven por el pueblo.

También se anticipó este municipio en la limpieza de calles. La primera se hizo el 19 de marzo con medios propios del ayuntamiento, gracias a que como la gestión del agua es municipal contaba con una reserva de hipoclorito sódico. Con tractores de la localidad y voluntarios de Protección Civil desinfectaron todo el pueblo. «Nosotros vamos por delante en ese aspecto y yo creo que eso ha influido en que la gente se haya concienciado muchísimo», insiste Óscar Díaz. Apunta también que ha podido servir que él personalmente comparta muchos mensajes a través de las redes.

Al principio sufrieron la escasez de material sanitario, pero también en esto se anticiparon. El ayuntamiento compró a un proveedor local 10.000 guantes de todas las tallas, en previsión de lo que venía encima. Mascarillas no pudieron pero después ha habido una iniciativa vecinal para confeccionar 600 porque una empresa del pueblo, Bodiplast, ofreció TNT, que es el material que utiliza para los manteles de los bares. Regaló 5 rollos de 120 metros cada uno. No están homologadas y las usan las propios vecinos. Para las mascarillas han funcionado 39 máquinas de coser de las tres asociaciones de mujeres, coordinadas desde el ayuntamiento, que siguen en marcha ahora confeccionando batas para el SES. Cada tres días, 100 batas. Las primeras se dieron el martes.

Ahora en Alconchel se ha creado un Banco de Alimentos local que recibe donaciones que se reparten a familias vulnerables, todo a través de la centralita que atiende el alcalde con los voluntarios de Protección Civil, que se organizan con una planilla que diariamente implica a tres personas. El sentir general es que cuando el confinamiento acabe habrá que celebrarlo. Los vecinos de Alconchel ya lo están planificando, pero no solo la diversión. Por las redes están pidiendo al alcalde que este año se conceda el premio ‘Importantes de Alconchel’ a los 12 voluntarios de Protección Civil. «La verdad es que están realizando una actividad excepcional», comenta orgulloso. Solo el pasado fin de semana repartieron alimentos para 24 familias vulnerables, además de las comidas de los niños con beca de comedor y a los 100 alumnos de Infantil y Primaria les han llevado a sus casas los libros de texto, que habían dejado en el colegio. No hay duda de que están siendo muy importantes.

Tractores colaborando en la desinfección de Calzadila.

Calzadilla (Cáceres) 490 habitantes

“En los pueblos se lleva mejor el confinamiento”

«Ahora mismo estamos limpios, toquemos madera». Lo dice Carlos Carlos Rodríguez, alcalde de Calzadilla, uno de los pueblos de la provincia de Cáceres libre de coronavirus. A un vecino le hicieron la prueba al comienzo de la pandemia, porque trabaja en el hospital de Cáceres de celador y cumplió la cuarentena en su domicilio, pero dio negativo.

El alcalde ve complicado analizar por qué Calzadilla se ha librado y otros pueblos de la zona no, pues las medidas que se han llevado a cabo considera que son las mismas, las que establece el decreto del estado de alarma y los siguientes. «Probablemente esos contagios hayan llegado transportados de otros sitios en viajes o montones de causas que se pueden dar». También es cierto que «no sabemos si los ciudadanos han respetado o no de manera rigurosa la cuarentena, puede que en algunos municipios no se haya hecho y sabemos la facilidad con la que se propaga este virus», apunta. En Calzadilla no ha habido multas por incumplir el decreto.

Lo que sí reconoce su alcalde es que ha podido influir que se tomaran medidas la semana anterior al estado de alarma. Se recomendó a las familias no visitar la residencia municipal de mayores dependientes (que gestiona una empresa, con 18 plazas) y lo respetaron. El sábado del estado de alarma, el alcalde ya habló con los dueños de los bares de la localidad para que cerrasen, pues «antes o después lo harían por decreto» y lo hicieron «por voluntad y responsabilidad». También desde el primer día a las tiendas entran los clientes de uno en uno, igual que en el consultorio médico. «Estas cuestiones parecen pequeñas, pero son gestos importantes que repercuten en no contribuir a una infección rápida».

El ayuntamiento no ha tomado más medidas excepcionales, salvo la desinfección de todas las calles hace ocho días, gracias al ofrecimiento de algunos agricultores, con el apoyo de dos concejales. El alcalde y la teniente de alcalde se acercan todas las mañanas a sus respectivos despachos «a puerta cerrada» y atienden por teléfono. Carlos Carlos cree que el confinamiento se está viviendo de forma diferente en los pueblos pequeños, como el suyo. «En los pueblos la mayoría de las casas tienen su patio, que permite a la familia cierta libertad y relacionarte más que en otros momentos», mientras que «en una ciudad la familia está en un piso y solo se ven paredes».

Además, la actividad agrícola y ganadera está permitida, por ser sectores básicos y eso hace que la gente tenga cierta movilidad, que en algunos casos es para autoconsumo. «Es totalmente distinto, como lo es la convivencia y la vida en condiciones normales en una capital que en un pueblo, porque en un pueblo hay mucha más cordialidad, nos conocemos todos y con cualquiera puedes charlar un rato. La convivencia es totalmente distinta en condiciones normales como en condiciones tan excepcionales como éstas».