Dónde está Ainhoa Fernández. La pregunta sobre el paradero de la cooperante de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Extremadura, raptada cuando trabajaba en los campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia), cobra ahora más fuerza que nunca después de que Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) haya negado en un comunicado cualquier responsabilidad en el secuestro tanto de la abogada madrileña como de de los otros dos cooperantes raptados el pasado 23 de octubre: el mallorquín Enric Gonyalons, miembro de Mundubat, y la italiana Rosella Urru, del Comité Italiano para el Desarrollo de los Pueblos.

El Frente Polisario había asegurado tener pruebas de que el secuestro era obra de la filial magrebí de Al Qaeda, tesis que nunca fue confirmada por el Gobierno español y que ahora ha quedado desmontada por el propio grupo terrorista. Hasta la fecha, ningún grupo se ha atribuido la autoría.

El Ministerio español de Asuntos Exteriores y de Cooperación no quiso comentar ayer el comunicado de Al Qaeda. Una portavoz del departamento que dirige en funciones Trinidad Jiménez justificó esta posición por la "sensibilidad" del tema y por el llamamiento que se ha hecho siempre desde este ministerio sobre la necesidad de mantener la "discreción".

Poco después del secuestro, los servicios de seguridad del Estado sospechaban que los españoles tenían que estar en manos de los mismos terroristas que mantuvieron cautivos a los tres catalanes de la ONG Barcelona Acción Solidaria (una célula de AQMI dirigida por Mokhtar Belmokhtar) o de un grupo parecido. "Si no son los mismos, son sus primos", comentaban entonces. En este tipo de secuestros, es previsible que el grupo que mantiene cautivos a los occidentales exija primero reivindicaciones tales como que sus rehenes se conviertan al Islam o que se libere a islamistas retenidos en cárceles de la región. No obstante, al cabo de un tiempo es inevitable entrar en la negociación en torno al pago de un rescate económico.

CINCO SECUESTRADOS Al Qaeda sí reivindicó ayer en su comunicado los dos asaltos contra occidentales en el norte de Malí y en los que fueron secuestrados en noviembre cinco personas. La decisión de Al Qaeda de desmarcarse explícitamente de este triple rapto se produce la misma semana en que las autoridades mauritanas han detenido a dos saharauis señalados como autores materiales del secuestro. La agencia ANI reveló el lunes que estos detenidos se habían puesto en contacto con AQMI para intentar intercambiar a los rehenes por "importantes cantidades de dinero".

Al Qaeda se ha apartado de los secuestros en los campamentos de refugiados saharauis en el mismo mensaje en el que ha reconocido abiertamente los secuestros en Malí de dos "espías de los servicios secretos franceses" el 24 de noviembre y de otros tres occidentales --un holandés, un sueco y un sudafricano-- al día siguiente. En este segundo ataque, un alemán murió mientras intentaba resistirse. La organización ha adelantado que hará llegar sus "reivindicaciones" tanto a las autoridades galas como a las malienses, pero ya ha advertido de que los secuestros se deben a las "agresiones perpetradas por Francia contra musulmanes en los países del Sahel", así como a la "política insensata" del presidente galo, Nicolas Sarkozy.

Los terroristas han lanzados serias advertencias al Gobierno de Malí y a París le ha alertado de que si no responde a las "exigencias", según recalca la nota, se producirán actos de "consecuencias incalculables".