"No estamos limpiando nuestras tierras, vamos acumulando las enfermedades que van apareciendo y que se quedan aquí. El año que viene volverán a aparecer y así nos va", critica Luis Salguero, de Apag, que recuerda que "el campo se ha limpiado tradicionalmente con la quema controlada de restos de cosecha".

Según su cálculos, solo en La Campiña Sur extremeña se han gastado este año alrededor de 30 millones de euros en fitosanitarios para combatir las plagas de los cereales. "Hay que preguntarle a los políticos y a los ecologistas qué es preferible, un poco de humo o un exceso de materia química en productos que al final acaban en el organismo humano sea vía pienso, pan o cerveza". A su juicio, "si el año pasado el Gobierno del señor Monago nos hubiese autorizado la quema controlada de rastrojos, a lo mejor no estábamos hablando de esto la mala cosecha".

"Estamos convencidos de que es absolutamente necesario. Sobre todo en la zona de La Campiña Sur es algo que se viene denunciando desde hace muchísimo tiempo", subraya también José Cruz, de UPA-UCE. "Estamos hablando de una quema muy controlada, no indiscriminadamente, y además limitada a determinados periodos", agrega.