«Tenía más miedo de cómo iba a reaccionar la gente, pero de momento va todo bien». Rosa María Becerra, la dueña del establecimiento Feliciano Becerra e Hijos, ubicado en la calle Santa Eulalia de Mérida, se mostraba ayer satisfecha por la actitud de los clientes en el inicio de la fase 1 del plan de desescalada.

En concreto, los compradores guardaban las distancias de seguridad dentro de la tienda, incluso optaban por no probarse los artículos. «En cualquier caso, si el cliente quiere probarse algo puede hacerlo porque tenemos productos para desinfectarlos», apuntó la propietaria. Además, en la entrada de la tienda han colocado gel hidroalcohólico y guantes.

Ella y su marido son autónomos y tienen tres empleados, no obstante, han tenido que reabrir el negocio sin contar con ninguno de sus trabajadores: «Vamos a esperar un par de semanas a ver si en junio podemos incorporar más personal a la tienda porque estamos en un erte». Pese a las buenas sensaciones del primer día, Becerra afronta esta fase «con mucho miedo por no saber cómo va evolucionar». «Queremos que vuelva la normalidad cuanto antes a nuestros negocios», destaca.

Tras las pérdidas económicas que ha supuesto el cierre temporal de la tienda, la comercial espera que la situación mejore en verano, pero para ello «lo importante es que no haya un repunte y tengamos que volver a cerrar».