Entre la sorpresa y el júbilo. Acunados entre las dos emociones celebraban ayer en Campanario que un queso elaborado en la localidad es ya, con título en mano, uno de los mejores del mundo. El ‘cremosito del Zújar’, un queso de leche cruda de oveja elaborado por la empresa extremeña Arteserena SL aparecía este miércoles en la lista de ganadores en la gala del World Cheese Awards, el certamen más prestigioso en el sector que este año se celebra en San Sebastián. Quedó segunda plaza en el ranking -comparte plaza con ‘Cala blanc’ de Menorca- y no ganó por poco. Los jueces otorgaron solo cuatro puntos más al ganador, una pieza de queso azul de Noruega, ‘Kraftkar’.

Los efectos de este reconocimiento por el que han luchado 3.061 piezas de más de una treintena de países fueron instantáneos. Ya desde primera hora de ayer, los servidores de la empresa pacense se encontraban colapsados entre el aluvión de felicitaciones y pedidos que demandaban una pieza de un producto que pasa desde hoy a los mejores mercados gourmet del mundo.

Mientras tanto, los protagonistas seguían abrumados. «No lo esperábamos», confiesa Marcelino Real, responsable de la fábrica. El cremoso se presenta al concurso desde hace cuatro años y siempre ha logrado reconocimientos pero en otras categorías. Real asegura que tanto los trabajadores como el pueblo está de celebración. «Es un reconocimiento al esfuerzo de veinte años y sienten el premio como propio», concluye.

Holanda, el mejor cliente

A partir de ahora, el producto extremeño será referencia de queserías de todo el planeta, pero el cremoso ya tiene su propio recorrido con Holanda como mejor cliente. Italia, Francia, México e incluso los países árabes ya lo degustan con asiduidad. Real tuvo claro desde el principio que «había que dar salida al producto fuera de Extremadura». Para ello, adaptaron la fórmula y suavizaron su sabor. Esa es quizá la mayor virtud del cremoso, ser apta para todos los paladares, secunda el responsable de Arteserena, sin tener «asumido» aún el reconocimiento de esta semana. Ahora, confiesa, solo queda trabajar y consolidar el puesto, que aunque esta vez haya sido de plata, sabe a oro.