Los conductores extremeños siguen sin levantar el pie del acelerador. Cada mes los radares fijos y móviles de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil detectan 6.000 infracciones por exceso de velocidad en toda la comunidad autónoma, un dato que constata que muchos continúan sin respetar las limitaciones y sin tomarse en serio las investigaciones de los expertos, que insisten que a partir de los 120 kilómetros por hora se multiplican exponencialmente las posibilidades de fallecer en un accidente de carretera.

Las cifras han sido facilitadas por las Jefaturas Provinciales de Tráfico de Cáceres y Badajoz, que dirigen Cristina Redondo y Antonio Marín, respectivamente. El resultado es que entre enero del 2007 y abril de este año se han registrado más de 115.000 infracciones por exceso de velocidad en las carreteras de titularidad regional --gestionadas por la Junta-- y nacional --gestionadas por el Gobierno central--.

Actualmente la región cuenta con 19 radares fijos, 11 en la provincia de Badajoz y otros ocho en la de Cáceres. En este sentido hay que tener en cuenta que la mayoría de ellos se han instalado en los últimos dos años gracias al plan de implantación de estaciones de control de la velocidad llevado a cabo por la Dirección General de Tráfico. El objetivo de esta iniciativa es ampliar los puntos de vigilancia y, según explican desde este organismo, reducir el riesgo de accidente en aquellos puntos negros de la red viaria donde la velocidad aparece como causa principal de los siniestros.

A ellos hay que sumar otra quincena de radares móviles, que se instalan en los vehículos de la Agrupación de Tráfico o se colocan en los arcenes y vías de acceso a las carreteras.

LA MAYORIA, POR MOVILES Precisamente son éstos mecanismos, los sistemas móviles, los que registran el grueso de las infracciones en la red viaria extremeña. Del total de 72.000 infracciones detectadas por los radares de la región en el 2007 --último año con datos completos--, prácticamente el 80% (56.000) correspondían a estos aparatos.

Detrás de esta diferencia, según explican en Tráfico, hay una causa clara: "Los radares fijos están señalizados; se avisa al conductor de su ubicación, porque el objetivo no es recaudar, sino que respeten los límites de velocidad para evitar accidentes". A esto se suma que no todas las cabinas de control disponen en todo momento del medidor de velocidad. Estos mecanismos van rotando periódicamente de cabina en cabina, con lo que se cumple un doble objetivo: ahorrar dinero a la Administración --cada radar cuesta aproximadamente 100.000 euros-- y que el infractor no tenga la certeza de si va a ser multado o no.

En este sentido, los datos de la jefatura provincial de Cáceres arrojan una evolución descendente en los expedientes abiertos por exceso de velocidad en puntos de control fijos. Así, de las 2.279 infracciones que se detectaron en enero del 2007 se ha pasado a menos de 400 en los últimos meses, un dato, que según las fuentes consultadas, es síntoma de que los conductores cada vez respetan más los límites establecidos en estos tramos.