Con quién has hablado más en tu vida? Piénsalo bien. Los que están solos suelen acertar a la primera. Pero aunque no vivas solo, es muy probable que con quien más hayas hablado en tu vida es contigo mismo. Nos avisa el despertador y ya empezamos. "Un poquito más, no seas tonto que hay mucho día por delante".

Pongamos un nombre a ese "yo" con el que hablas. Llamémoslo Rafa si son conversaciones que te favorecen. "Vamos Rafa, tu puedes". Llamémosle Fernando , si son conversaciones que te perjudican. "Si es que yo no valgo para esto".

Pongamos a Rafa y a Fernando en una balanza. La felicidad dependerá del resultado de esta pesada. Espero que la cantidad y calidad de las conversaciones que tienes con Rafa sean superiores y mejores que las que tienes con Fernando.

Pero, imaginemos que eres de los que hablas mucho más tiempo con Fernando y por tanto Fernando "sabotea" tu cerebro atrasando tus tareas o impidiéndote conseguir logros. Ya tiene un nombre que es el primero paso que debes dar. "Ponerle un nombre a tu saboteador".

Ahora debemos mantener una conversación seria con él. Fernando por ahora necesita su espacio, pero debes limitarlo. Es decir no digas que ya no hablarás nunca más con él, porque es imposible. Negocia en que temas tiene derecho a opinar y sobre todo en cuales no se lo permitirás y negocia cuando opinará.

Y para empezar esta gestión, termina manteniendo una conversación con Rafa. Agradécele todo lo que hace por ti y potencia su positividad, su empuje y sus ganas. Dale más espacio y más tiempo para tu vida. Y piensa que él es una pieza clave para tu bienestar.

Y a ti, ¿cómo te influye tu saboteador?