Mariano Rajoy no está acostumbrado a que las aguas de su partido bajen revueltas, pero ayer respondió con desdén a las preguntas sobre la rebelión de algunos de sus barones por su voluntad de aprobar el déficit asimétrico. El presidente del PP y del Gobierno aseguró que no está preocupado por las críticas, lanzadas sobre todo por los presidentes de Extremadura y de Madrid, y les recordó a ellos y también a los de Cantabria, Castilla y León, Galicia, Aragón y La Rioja que la prioridad de España es salir de la crisis y, por tanto, evitar que cualquier comunidad quiebre económicamente. Y dijo más: las quejas públicas no servirán de nada, porque la decisión ya está tomada. "No son útiles a estos efectos. Yo soy poco dado a ellas", añadió con sorna, por si algún barón quiere continuar por esa senda.

Estas declaraciones llegaron el mismo día en el que se conocieron las cuentas autónomicas del primer trimestre del año, y en las que Extremadura aparece como una de las ocho regiones que acabaron marzo con superávit. En total, con cinco millones de euros, lo que supone el 0,03% del PIB en términos de contabilidad nacional.

El jefe del Ejecutivo se mostró "absolutamente convencido" de que su Gobierno va a encontrar una solución "sensata, razonable y equilibrada" para el reparto asimétrico del déficit, de manera que algunas comunidades (especialmente las del arco mediterráneo, entre ellas Cataluña) puedan gozar de un objetivo más flexible para este año. "Todo el mundo lo aplaudirá", se atrevió a decir.

Rajoy evitó comentar las pullas que Madrid y Extremadura están tirando estos días ante la posibilidad de que el presidente catalán, Artur Mas, sea uno de los dirigentes beneficiados por ese reparto desigual. Ignacio González, el presidente de la comunidad madrileña, cree inaceptable que el Ejecutivo ceda ante la Generalitat pese a que incumplió el tope de déficit el año pasado y, además, se encuentra en plena deriva soberanista. El asunto está oficialmente sobre la mesa de un grupo de trabajo creado en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), un nivel demasiado bajo para algunos barones.