Poder dedicar al menos diez minutos a cada paciente es una petición recurrente de los médicos de familia, pero parece que cada vez será más dificil que llegue a cumplirse. La presión asistencial en las consultas de Atención Primaria volvió a subir el año pasado en Extremadura tras cuatro de descensos en los que se habían logrado los mejores registros de la década. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad, la ratio de tarjetas por facultativo se situó en 2018 en 1.130 pacientes, lo que implica que cada profesional ha sumado ocho personas más a su lista. En el caso de los pediatras sin embargo, continúa la senda que se inició en el año 2014 y si en 2017 eran 1.043 los niños que cada profesional tenía asignados, en 2018 han pasado a ser 925.

Pese al aumento de pacientes que sufren los médicos de familia, Extremadura se mantiene como la tercera comunidad con mejor dato en este ámbito, solo superada por Castilla y León (918 tarjetas por facultativo) y Aragón (1.116). La región también se sitúa muy por debajo de la ratio del conjunto nacional, que está en 1.358. En comunidades como Baleares, por ejemplo, superan ampliamente los 1.700 pacientes de media por cada médico de Atención Primaria y hay otras nueve autonomías que también están por encima de la media estatal, entre ellas Andalucía, Madrid, Canarias o Cataluña.

El Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales ha lanzado una propuesta para limitar los cupos y que cada médico de familia no tenga más de 1.500 pacientes asignados, mil en el caso de la pediatría. La medida se incluye dentro de un documento con el que se quiere potenciar en el Sistema Nacional de Salud (SNS) la Atención Primaria, la clave y la puerta de acceso al sistema sanitario público. Aunque el objetivo se marca a largo plazo --habla del año 2025-, lo cierto es que en Extremadura la mayoría de los facultativos de la Atención Primaria ya cumplen esta situación.

No obstante, más allá de las estadísticas, los profesionales advierten de que estas ratios medias no siempre se corresponden con la realidad de los centros de salud, ya que en muchos de ellos (especialmente los urbanos) se superan ampliamente. De hecho, según los datos facilitados por la Consejería de Sanidad en abril, el 30% de los médicos de familia de la región tienen asignados más de 1.500 pacientes (más de 200 tienen entre 1.501 y 1.800 y otros 20 superan los 1.800), mientras que otros casi 200 cuentan con menos de 750 tarjetas asignadas. Una diferencia que encuentra su explicación en la gran dispersión geográfica de Extremadura y su mayoría de población rural.

FALTA DE PROFESIONALES / En este contexto, los profesionales no aprecian una mayor carga de trabajo en último año como apuntan las estadísticas, pero sí alertan de que la situación en la Atención Primara es «mala» debido a la falta de profesionales. Carlos Arjona, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Cáceres, explica que en estos momentos no se están cubriendo todas las sustituciones de Atención Continuada debido a la falta de profesionales, una situación que obliga a los médicos a sumar a su jornada laboral más guardias en festivos y fines de semana, por ejemplo en zonas como la Sierra de Gata o Don Benito. Y la situación no parece que vaya a mejorar a corto plazo, porque aunque se incremente la oferta en las oposiciones, las plazas tardan años en cubrirse.

A ello se suma que, según datos del colegio cacereño, solo el 50% de los últimos MIR de Atención Primaria ha optado por quedarse en Extremadura, el resto se han marchado a otras regiones tras formarse. Y con respecto a las jubilaciones, Arjona tampoco es optimista: «el porcentaje de los mayores de 65 que se queda trabajando no es tan alto como se pensaba», concluye.

El Sindicato Médico de Extremadura (Simex) es otra de las organizaciones que en los últimos meses ha venido denunciando el «deterioro» de las condiciones laborales de los médicos. Ya en enero y febrero celebraron protestas e incluso llamaron a la huelga. Finalmente se desconvocó, pero la tensión volverá tras el parón estival porque ya en junio se levantaron de la mesa sectorial al sentirse «engañados» por la Junta.