Fueron cuatro años de acción. El primer gesto: la creación del grupo al que llamaron El Paso en 1957 y la elaboración de un manifiesto de ruptura artística, que pretendía golpear como una piedra el estanque inmóvil del arte español. Gestos siguientes: exposiciones, presencia internacional, ventas en museos como el MoMA y el Guggenheim, ambos en Nueva York. Clausura del movimiento en 1960. Cada autor (diez artistas y dos escritores, y entre los diez sólo una mujer) había emprendido su propio camino y ya no tenía sentido una actuación conjunta.

El grupo, sin embargo, fue utilizado por el franquismo para que este se diera una imagen de modernidad que la posguerra había borrado del mapa cultural. España se desarrollaba, entraron en funcionamiento los planes del grupo de tecnócratas que llegaron al poder para conducir al país hacia el capitalismo y Estados Unidos dio un respaldo político. Pero los artistas, según matiza Dolores Durán, comisaria de la exposición Puentes a la abstracción. 50 años del grupo El Paso , que hoy se inaugura en el Museo de Cáceres, "dijeron que no fueron conscientes de la utilización que hizo el régimen".

ECLOSION Bien, ese es un debate que forma parte de la historia de este grupo fundamental en la evolución del arte español del siglo XX. En las 33 obras que componen la muestra organizada por Ibercaja, tres por cada autor, puede asistirse a la eclosión de la modernidad pictórica en la España de finales de los 50.

Naturalmente, cuando los componentes del grupo se reunían en la librería Buchholz en aquella época (Rafael Canogar, Luis Feito, Martin Chirino, Antonio Suárez, los cuatro que aún viven, Juana Francés, Manuel Millares, Antonio Saura, Manuel Rivera, Pablo Serrano, Manuel Viola y los escritores Manuel Conde y José Ayllón), "no eran conscientes del alcance de su gesto ni de la renovación que iban a acometer y las puertas que se le iban a abrir", explica Dolores Durán.

"Nuestro propósito es el de presentar una obra auténtica y libre, abierta hacia la experimentación e investigación sin fronteras, y no sujeta a cánones exclusivistas o limitativos. Propugnamos un arte recio y profundo, grave y significativo", se leía en el primero de los quince manifiestos que emitieron.

El origen, sin embargo, hay que buscarlo en las reuniones que mantuvieron dos de los fundadores, Rafael Canogar y Luis Feito, en la Galería Fernando Fe, que defendía el arte abstracto. Desde aquel espacio madrileño, cuenta Canogar a este diario, llevaron a cabo un activismo artístico que atrajo a otros artistas recién llegados a Madrid.

CAMBIO "De esos encuentros surgió la idea de trabajar en la creación de un grupo que defendiera cambios en la vida artística de España", afirma Canogar, el benjamín de El Paso.

Tras su primera exposición en la Galería Buchholz en abril de 1957, comparecieron en encuentros artísticos internacionales que llamaron la atención sobre ellos. Participaron en la Bienal de Sao Paulo y centros museísticos como el MoMa adquirieron obras de algunos de ellos (Millares y Rivera). Este último fue invitado a la Bienal de Venecia.

"Hubo una gran sorpresa en Estados Unidos, París o Italia cuando vieron a estos autores absolutamente desconocidos y se dieron cuenta de que en España no sólo se hacía un arte figurativo o académico", afirma Dolores Durán.

"Sí, fue sorprendente porque no esperábamos el eco que se produjo", confirma Canogar. "Estábamos expuestos a realizar la travesía del desierto; pero entonces, en la Bienal de Venecia, vieron que en España también existía un arte de vanguardia y con personalidad propia".

La homogeneidad del grupo la dio su gesto de "renovar el panorama artístico pobre de España", señala Dolores Durán. Pocas galerías, escasa difusión del arte, falta de museos y coleccionistas, ausencia de crítica responsable, según el primer manifiesto, condujeron a sus componentes a dar un paso para remover las anquilosadas estructuras artísticas.

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