Los extremeños acuden un año más a su cita con la tradición. Como cada 1 de noviembre, miles de ciudadanos acudieron ayer a los cementerios para homenajear a los seres queridos que ya se fueron. Las rosas, margaritas, lirios y gladiolos volvieron a inundar de colorido los camposantos de la región, que se colmaron de flores en señal de respeto y recuerdo. El buen tiempo hizo que la jornada transcurriese con normalidad en un día festivo en el que tampoco faltaron las castañas.

Desde primera hora de la mañana, un goteo incesante de cacereños acudió al cementerio para honrar a sus difuntos. Aunque en ningún momento las calles del camposanto se quedaron vacías, la mañana fue la franja elegida por una mayoría que, después de dirigirle sus respetos a sus seres queridos fallecidos, aprovecharon el sol y el festivo para pasar un día en el campo. Fue durante esas horas cuando las floristerías que ayer instalaban estands improvisados en el aparcamiento, vendieron gran parte de su material. Durante el resto del día, familias completas visitaron las lápidas de sus parientes, que previamente habían decorado y engalanado durante los días anteriores para que ayer lucieran con flores frescas y coloridas. Aunque el día estaba destinado a la solemnidad, también hubo espacio para quejas, en su mayoría, por el estado deplorable en el que se encuentra la parte más antigua del camposanto, informa Gema Guerra.

En la capital pacense, cientos de personas acudieron a los dos cementerios, el de San Juan y el de Nuestra Señora de la Soledad, para colocar flores sobre las sepulturas de sus seres queridos. No obstante, la afluencia fue mayor durante el fin de semana, sobre todo, el viernes y el sábado. «Como ha habido un puente largo, mucha gente ha venido antes para poder irse fuera», apuntaba una de las vendedoras de flores, que reconocía que el negocio había disminuido «un poco» con respecto a años anteriores. Petra y Aurelio acuden cada año al cementerio de San Juan a poner flores y rezar ante la sepultura de sus familiares. «Aquí están enterrados mis padres, mis suegros y algunos tíos. Como mis primos viven fuera, yo soy la que me encargo de limpiar y preparar los nichos», contaba esta mujer. Pedro también visita el camposanto todos los 1 de noviembre. «El resto del año vengo de vez en cuando, pero en este día no me gusta faltar», decía junto a la sepultura familiar. Las flores frescas sustituyen estos días a las de tela o plástico junto a los nichos, junto a los que muchos no podían contener las lágrimas, otros rezaban y alguno hasta reían recordando a los suyos, informa Belén Castaño.

Los emeritenses también cumplieron con la tradición. Miles de ciudadanos acudieron desde primera hora al cementerio para engalanar de flores los nichos y mausoleos de sus seres queridos fallecidos. En el exterior del camposanto, Elvira no paraba de rellenar cartuchos de castañas y de atender a los clientes. La mujer lleva toda la vida vendiendo castañas y ahora también la acompaña su hija Pilar. Reconocen que con los años ha bajado un poco la venta, aunque «las castañas asadas tienen mucho éxito aquí en Mérida», y más teniendo en cuenta que al ser de Extremadura «son las mejores». En los puestos de flores, las margaritas y los claveles son las más solicitadas, informa Carmen Hidalgo.

Cientos de ciudadanos de Coria acudieron ayer al cementerio. Por la mañana el lugar recibió la visita de numerosas personas y como es habitual por la tarde se ofició la tradicional misa. Una tradición que tiene como escenario un camposanto que este año, a través de la Concejalía de Obras del Ayuntamiento de Coria, ha sido objeto de varias mejoras, al igual que en el cementerio municipal de la pedanía, Puebla de Argeme, que también registró ayer una gran afluencia de público, informa Nieves Agut.

Los cementerios de La Vera se llenaron un año más de personas y flores. Esta celebración lleva aparejado el regreso de muchos emigrantes a sus lugares de origen para honrar a sus antepasados, lo que hizo que el tráfico aumentara ayer en las carreteras de la zona, así como en las calles de los pueblos, informa Faustino Martín.

Por su parte, el cementerio de Montánchez (Cáceres) ha aumentado una «barbaridad» el número de visitantes después de ser nombrado el pasado año como el mejor camposanto de España, afirma a Europa Press la gestora cultural del ayuntamiento, Ana María Huertas.