Extremadura no solo continuó siendo en el 2019 la comunidad autónoma española con menor capacidad de proporcionar un entorno favorable a las empresas, según refleja un índice editado por el Consejo General de Economistas de España, sino que lo hizo empeorando su situación respecto al ejercicio precedente. «Tras crecer de forma intensa en 2018, Extremadura pierde fuerza en el índice agregado», se resume en el ‘Informe de la competitividad regional en España 2020’, que elabora el órgano que representa a los colegios españoles de economistas y de titulares mercantiles.

Mediante la confección de un índice de competitividad regional, los colegios de economistas buscan medir cuáles son las aptitudes de cada territorio para establecer un ecosistema que favorezca su desarrollo económico. Para elaborarlo se toman como base siete ejes, constituidos a su vez a partir de más de medio centenar de variables e indicadores: entorno económico (PIB por habitante, inversión extranjera directa, apertura externa; tasa de ahorro...); mercado de trabajo (tasas de paro, ocupación femenina, temporalidad...); capital humano (años medios de estudio; población que está formándose; uso de internet...); entorno institucional (delincuencia, déficit público; esfuerzo fiscal...); infraestructuras básicas (fibra óptica, stock de capital; líneas de tren, transporte aéreo...), eficiencia empresarial (compañías con más de 250 trabajadores, productividad, firmas exportadoras regulares...); e innovación (gasto en I+D, compras por internet, investigadores...).

En seis de estos siete ejes Extremadura aparece clasificada como la comunidad con un peor balance. Solo el entorno institucional figura con un nivel medio-alto, en la novena posición. No obstante, señala el informe, precisamente este último es uno de los ejes que empeora en el 2019 en relación al ejercicio anterior, junto a las infraestructuras básicas y la eficiencia empresarial. Estas tres caídas explican el comportamiento agregado a la baja de la comunidad autónoma, una vez que la mejoría en el resto de apartados no permite compensar esos descensos. De todas las variables e indicadores considerados, los que tienen un peor comportamiento de un año a otro de acuerdo a este análisis son los de déficit y esfuerzo fiscal; población con problemas de contaminación, mujeres empleadoras, costes laborales unitarios y patentes.

‘RANKING’ AUTONÓMICO

En el 2019 Madrid, Navarra y País Vasco vuelven a ser, por este orden, las autonomías españolas más competitivas, siendo además las únicas en integrar el grupo de competitividad alta.

A continuación les siguen Cataluña y La Rioja como las dos comunidades con una competitividad relativa media-alta, mientras que Aragón, Castilla y León, Galicia, Cantabria y Comunidad Valenciana se incluyen en el estrato medio-bajo. Por último, el nivel bajo, aparte de por Extremadura, está conformado por Andalucía, Canarias, Baleares, Castilla-La Mancha, Murcia y Asturias.

En conjunto, la competitividad estructural de las 17 comunidades autónomas españolas mejoró en un promedio del 3,2% en el 2019. Este crecimiento agregado se sitúa por encima del incremento medio contabilizado a lo largo del periodo que va del 2008 al 2019, aunque queda por debajo del alcanzado tanto en la etapa de recuperación como del registrado en 2018.

La edición de este año del estudio de los colegios de economistas aventura también cuál puede ser el impacto de la pandemia en la competitividad autonómica. En este punto, Extremadura, junto con Murcia, Galicia, Castilla-La Mancha, Cantabria y Andalucía formarían el bloque de territorios en los que, aun siendo afectados negativamente por la covid, las secuelas finales en sus niveles competitivos sería relativamente menores. En el lado opuesto, Baleares, Cataluña, Canarias, Navarra y País Vasco serían las autonomías donde este concepto se vería más severamente afectado por esta crisis global. Por último, con una incidencia intermedia estarían La Rioja, Madrid, Aragón, Comunidad Valenciana, Castilla y León y Asturias.