Dispuestos a que haya una selectividad más homogénea, pero en contra de establecer una prueba única en todo el territorio nacional. Esta es la postura que defiende Extremadura ante la reforma de la actual Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) anunciada recientemente por el ministro de Universidades, Manuel Castells, en una comisión del Congreso.

Detrás de este planteamiento está la vieja polémica por los dispares resultados entre comunidades en estas pruebas, que en los últimos años vienen encabezando comunidades como Extremadura y Canarias, dos autonomías que no suelen destacar en otros indicadores educativos. Las diferencias, que en la última selectividad no varían ni siquiera un punto entre la primera y la última clasificada, sirven cada junio de arma arrojadiza entre autonomías y tienen en el punto de mira a Extremadura.

En cada edición, Castilla y León pone en duda el nivel de exigencia de la selectividad extremeña -habla de «notas infladas»- y critica que eso facilita a los alumnos de la región el acceso a las plazas de las carreras más codiciadas -como Medicina en Salamanca-, ya que la nota obtenida en esta prueba es válida en todo el territorio nacional -lo que se conoce como distrito único universitario-.

La polémica no es nueva, pero el año pasado se extendió a otras comunidades: hubo quejas masivas de estudiantes de la Comunidad Valenciana, que criticaron la dificultad del examen de Matemáticas, y los dirigentes de Castilla y León, Madrid y Galicia reclamaron un nuevo diseño, con una única prueba en el país que acabe con las dudas y las disputas territoriales.

GRUPO DE TRABAJO / Ante el debate generado, la entonces portavoz del Gobierno central y ministra de Educación, Isabel Celaá, se comprometió el pasado junio a crear un grupo de trabajo para corregir las «incidencias» y garantizar la «equidad». Pero aquel compromiso sigue sin materializarse y el grupo de trabajo no llegó a reunirse por el parón de las elecciones generales. Sin embargo, la idea de revisar la selectividad sigue en pie según avanzó el nuevo ministro de Universidades. «No puede ser que cambien tanto los resultados de una comunidad a otra», señaló Manuel Castells recientemente en el Congreso. Para evitarlo plantea introducir cambios en la prueba, que en ningún caso afectarán a la edición de este año y que están por especificar. Y en la línea de Celaá, descarta una única prueba, como sostienen también la Conferencia de Rectores de Universidades de España -que asegura que no hay un estudio objetivo que avale tales diferencias-, la Universidad de Extremadura y la Consejería de Educación y Empleo.

«Estamos de acuerdo en establecer unos criterios comunes mínimos en todo el país para la valoración de la EBAU, conservando que las pruebas sean diferentes en cada una de las comunidades», precisan desde la consejería extremeña. Apunta a armonizar criterios de valoración, a fijar unos criterios comunes mínimos claramente definidos, pero «no estamos de acuerdo en establecer una prueba única en todo el Estado, que invadiría competencias autonómicas en materia educativa».

ORTOGRAFÍA / En esta línea se manifiestan también desde la universidad extremeña. «La UEx está completamente de acuerdo con que se cree una comisión que designe algunos principios básicos que tenemos que seguir todas las universidades con la EBAU, como por ejemplo, a partir de cuántas faltas de ortografía se deben restar puntos, qué tipo de calculadora hay que utilizar en los exámenes de Matemáticas o qué tipo de preguntas hay que hacer en Historia», plantea Rocío Yuste, vicerrectora de Estudiantes, Empleo y Movilidad de la Universidad de Extremadura.

Con esas reglas comunes, a su juicio, se avanzaría para tener la selectividad «más igualitaria y equitativa posible». Por que, asegura Yuste, «tener una EBAU única para toda España es imposible», ya que cada cada comunidad tiene un bachillerato. La vicerrectora explica que actualmente la orden que cada año dicta el ministerio para la evaluación de acceso a la universidad no fija esos mínimos comunes que se plantean ahora. «En esa orden se nos dice los estándares de aprendizaje, cómo medir los resultados... pero nos falta ese avance hacia las pruebas, materia por materia, unos mínimos que podamos respetar todos y así estaremos mucho más tranquilos y podemos defender desde Extremadura que nuestra prueba es tan fácil o difícil que la de cualquier otra comunidad española», insiste Yuste.

¿Sería suficiente para calmar la polémica territorial? «Para nosotros sería una tranquilidad porque estamos completamente convencidos de que nuestra prueba es tan válida como la de cualquier otra universidad».