Extremadura recicla un tercio de los medicamentos que se desechan una vez que el paciente termina su tratamiento. El año pasado se recuperaron 50 toneladas, lo que supone una media de 75 kilos en cada una de las 670 farmacias de la región. De este modo, se evita que estos productos altamente contaminantes, acaben en la basura. Según el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Badajoz, Cecilio Venegas, esta cifra es "una de las mejores de España", mayor en términos relativos a los datos de recuperación de otros materiales.

Sin embargo, no es suficiente para que el Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases (Sigre), institución que se encarga del reciclado de los medicamentos, contemple "ni a corto ni a medio plazo", ubicar una planta de destrucción de medicamentos en Extremadura, según explicó a EL PERIODICO Juan Carlos Mampaso, su director. Por el momento, con la que hay en Galicia es suficiente para tratar las 900 toneladas que se recogen en España al año.

Mampaso reiteró que "todavía no hay nada concreto", en contra de lo manifestado por los colegios oficiales de farmacia de Cáceres y Badajoz, que aseguran que las conversaciones van por buen camino y que a medio plazo será una realidad la construcción de esta planta, posiblemente en Mérida. Aseguró que la idea "nos parece bien", pero "la cantidad de fármacos que se recoge no es suficiente para rentabilizar varias plantas".

OTROS MEDICAMENTOS

En cualquier caso, avanzó que "quizá sí sería bueno" para otro tipos de residuos como medicamentos en el ámbito hospitalario, como vendas o biosanitarios. La planta de Galicia, que se inaugura hoy oficialmente, cuenta con incineradoras y planta de tratamiento, por lo que "a lo mejor el proyecto extremeño pueda ser posible más a largo plazo, o pensando en otro tipo de residuos similar pero no con el ahora trabaja Sigre".

La puesta en marcha del Sigre fue consecuencia de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que aconsejó no donar los fármacos sobrantes al Tercer Mundo puesto que en la mayoría de las ocasiones, al llegar caducados o sin prospecto, provocaban más problemas de los que resolvían.