Extremadura fue la única comunidad autónoma española que acabó el 2018 con un saldo migratorio negativo. A pesar de que por segundo año consecutivo tuvo más llegadas procedentes del extranjero que salidas hacia otros países (+1.551), estos buenos datos de movilidad internacional no fueron suficientes para compensar la pérdida de habitantes respecto a otras autonomías, un intercambio en el que la región presentó números rojos por octavo año consecutivo. Durante esos 12 meses, la cifra de quienes hicieron las maletas con destino a otros territorios españoles superó en 2.980 personas a quienes siguieron el camino contrario.

En términos absolutos, solo Andalucía (-6.374) y Castilla y León (-4.099) presentaron balances más adversos, si bien en ambos casos se trata de regiones con mucha mayor población. En la última década, Extremadura contabiliza un computo negativo en los flujos de residentes con otras regiones de 16.786 personas y el registrado el año pasado fue el tercer peor dato anual desde que arranca la serie histórica, en el 2008. Mejora únicamente los del 2017 (-4.009) y 2016 (-4.124). Por otro lado, el saldo vegetativo de la región (nacimientos menos muertes) arrojó una merma de población adicional de 3.625 residentes, por lo que la disminución total de habitantes durante el ejercicio pasado en Extremadura fue de 5.081 (-0,47%), hasta los 1.065.372, según los datos que ayer hizo públicos el INE.

SOBRE TODO, JÓVENES / El perfil de edad de quienes se van de la región hacia otras vuelve estar claramente definido: los grupos donde es más acentuada la pérdida son el que va de los 20 a los 24 años (-735); de los 25 a los 29 años (-1.270); y el que discurre entre los 30 a los 34 años (-679). Y si la marcha está concentrada en los segmentos en edad laboral más jóvenes, a causa de quienes salen a la búsqueda de una oportunidad de trabajo, la tendencia se invierte cuando se trata de la población de mayor edad. De esta forma, teniendo en cuenta todos los tramos a partir de los 55 años, la región ganó 398 personas durante el año pasado, muchas de ellas previsiblemente emigrantes que retornan tras concluir su vida laboral.

De las 11.263 personas que abandonaron Extremadura el año pasado, dos comunidades figuran claramente a la cabeza como destino: Madrid, adonde marcharon 3.547 extremeños; y Andalucía, donde hicieron lo propio 2.060. A Castilla y León fueron 941, por 925 a Cataluña y 846 a Castilla-La Mancha; a Baleares pusieron rumbo 584 y a la Comunidad Valenciana 552.

Por lo que respecta a la evolución del saldo migratorio exterior de Extremadura, el año pasado fue positivo en 1.551 personas, dando continuidad al dato del 2017. Entonces se ganaron 69 residentes en los intercambios de población con el extranjero, poniendo fin así a un lustro de balances negativos. Los que se marcharon fueron en total 2.340 (en el 2017 habían sido 3.045) y, por el contrario, llegaron 3.891 foráneos, frente a los 3.114 del año anterior.

A nivel nacional, la llegada de inmigrantes a España a lo largo del 2018 compensó el aumento de las defunciones y la caída de la natalidad e hizo que se registrase el mayor aumento poblacional desde 2008 (276.186 personas más), lo que situó la población española en 46,93 millones de habitantes.