Los presidentes de ferrocarriles portugueses (CP) y Renfe firmaron el lunes en Madrid un protocolo de cooperación para explotar conjuntamente la futura Red Ferroviaria Ibérica de Alta Velocidad, entre ellas la línea Madrid-Lisboa.

El acuerdo suscrito entre ambos supone, según Renfe, "el compromiso de asegurar la interoperabilidad técnica y de explotación", especialmente en lo que se refiere al material rodante y a los sistemas de apoyo al transporte y a la operación.

El convenio prevé el desarrollo de un proceso en tres fases, la primera de las cuales es la firma de este acuerdo.

A continuación se negociará y definirá la forma de cooperación, así como las etapas reguladoras y legales que tengan que ver con la operación conjunta y la prestación de los servicios asociados.

La tercera y última fase será la de análisis técnico y descripción de las condiciones de cooperación conjunta, es decir, del modelo de explotación, concepto y coordinación de servicios, reparto de ingresos y gastos y recursos humanos.

El acuerdo establece que a finales de este año debe estar definido el modelo de explotación de la red ferroviaria ibérica.

TRENES SIN LUJOS Uno de los asuntos que España y Portugal han de concretar es el tipo de trenes que circularán por la línea hispano-lusa. En este sentido, el administrador de la Red Nacional de Alta Velocidad (Rave) portuguesa, Carlos Fernandes, que anunció que este mismo año convocará el concurso, advirtió a finales de enero que apostarán por locomotoras y vagones "sin lujos", que permitan "precios accesibles" para los usuarios del AVE.

No obstante, Fernandes señaló que a lo que no van a renunciar es a que sean "trenes confortables", si bien deben ser "asequibles en el coste de adquisición y de mantenimiento".

Los últimos trenes adquiridos por Renfe suponen un coste de 27 millones de euros por convoy. Estos vehículos son capaces de circular a 300 kilómetros por hora y de transportar a unos 500 pasajeros.