Medellín no deja de sorprender. Y lo seguirá haciendo durante años porque es tal la riqueza que esconde, que casi 40 años después de empezar las primeras excavaciones en su conocida como Necrópolis Orientalizante cuyo origen está fechado en el 675 a.C., aún queda trabajo para otros tantos años más. Es la opinión del investigador Martín Almagro Gorbea, miembro de la Real Academia de la Historia, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador de las excavaciones. Aunque es partidario de que los trabajos se realicen en el menor tiempo posible, para evitar la destrucción de los restos. "Una de las tumbas más interesantes apareció al hacer un pozo; apenas tenemos restos pero nos dio pie a iniciar la excavación".

Medellín recupera ahora parte de su historia, y de su esplendor. "Hemos recuperado 500 años de la historia gloriosa de Medellín y pocas ciudades europeas tienen un nombre conocido 500 años a.C.". La que fuera cuna del conquistador Hernán Cortés, fue Conisturgis, una de las siete ciudades más importantes de Tartesos y el yacimiento mejor conocido de dicha cultura, una de las grandes civilizaciones del Mediterráneo en el primer milenio a.C. "Medellín fue en época tartésica el equivalente a Mérida en época romana", apunta el historiador. En su opinión, debe convertirse en una referencia turística internacional.

Conisturgis fue una de las primeras ciudades tartésicas --las primeras que surgen en Hispania-- y un cruce de comunicaciones de la vía de la Plata (partía de Cadíz y llegaba al norte), y de otra vía que salía de Lisboa -también colonia tartésica-y que en Medellín se bifurcaba, por un lado hacia Toledo y por otro hasta Almadén buscando la zonas mineras. "Esa era la importancia de Medellín, controlar el vado del Guadiana en ese importante cruce de vías".

Las investigaciones apuntan a que Conisturgis fue la capital de un reino que abarcaría todas las Vegas Altas del Guadiana y que mantenía relaciones con otras ciudades tartésicas y fenicias de su categoría. Almagro Gorbea baraja que bajo el castillo de Medellín pueda estar el palacio del rey tartésico. "Había familias aristocráticas en cortijos alrededor de Medellín porque también en su construcción fueron los primeros". Al igual que el primer catajamón que se conoce en España y que fue hallado en Medellín, lo que pone de manifiesto que sus habitantes fueron pioneros en poner en producción las dehesas.

Forma de vida

La forma de vida de los habitantes de Conisturgis era similar a la vida rural extremeña hace 50 años, antes de la mecanización del campo. Vivían al compás del sol aunque disponían de lámparas de aceite; dedicaban la mayor parte del tiempo a la producción agrícola (olivo, trigo y vid) y a la metalúrgica. Incluso respiraban aire bastante contaminado como indican los restos de plomo y otros metales encontrados en sus huesos. Vivían en casas sin tejas, similares a chozos. La esperanza de vida era de 28 años, con una alta mortalidad infantil y femenina consecuencia de los partos.

Su organización social estaba marcada por la convivencia en familias probablemente muy extensas mientras que las más ricas tenían a otras a su servicio. "Es posible que hubiera esclavos pero entendidos como gente de menor capacidad social que cultivaba la tierra al servicio de los dueños".

La herencia que aún pervive es amplia y profunda. Costumbres tan arraigadas como comer pan, beber vino y usar aceite de oliva, ingredientes básicos de la cocina extremeña y mediterránea, tienen su origen en los tartésicos, sin olvidar el cerdo.

Conisturgis contaba con una escuela de escribas que llevaba las cuentas de la ciudad y también su crónica. Hasta han identificado el alfabeto que tenían, una forma de escribir propia dentro de la escritura tartésica.

Almagro Gorbea recuerda como algunos de los hallazgos más importantes la única inscripción tartésica bien fechada y que apareció en una de sus tumbas; el peine de marfil fenicio "más bonito que se conoce y la copa griega más bonita encontrada en España" y hecha en Atenas.