¿Dónde está la cámara oculta? Bien podría ser esta la pregunta que ayer rondara la cabeza del estadounidense Richard Stallman al verse atrapado durante más de hora y media en el tren. El padre del movimiento por el software libre en el mundo, referente del desarrollo tecnológico, viajaba a Madrid tras haber ofrecido el viernes una charla en la facultad politécnica de Cáceres. Sin venir a cuento (pensaría él, porque no es extremeño), el convoy llegó a la capital de España con dos horas de retraso. Esto es Extremadura, mr Stallman, y eso que ya visitó la región en 2007 cuando fue galardonado con un premio internacional de Conocimiento Libre que concedió la Junta. Después de la ‘broma’ de ayer, veremos si hay una tercera vez.

Al llegar a la estación de Talavera de la Reina (Toledo), sobre las 13.00 horas, los revisores de la línea Badajoz-Madrid le informaron a él y al resto de pasajeros de que no podían continuar la marcha porque tendrían que esperar 20 minutos a que llegara en taxi el maquinista. Según pudo saber este diario, el maquinista que debía llevar a los viajeros desde la capital pacense hasta Madrid estaba realizando su servicio en el tren Madrid-Huelva, que registró una avería en Fuenlabrada (Madrid), y no se pudo hacer el relevo del maquinista como estaba previsto.

Como consecuencia de este incidente, y de que tuvieron que esperar a que pasara por la misma vía el tren procedente de Madrid, los viajeros estuvieron parados durante más de hora y media. Esto ocasionó que una docena de pasajeros perdiera el enlace que debían coger para dirigirse a destinos como Pamplona, Barcelona o Santiago de Compostela.

La indignación de los usuarios del tren aumenta una semana después de la concentración que tuvo lugar el pasado sábado en Madrid para reivindicar un tren digno para Extremadura. «Es la primera vez que me pasa algo así, pero a mi familia le ha pasado varias veces porque la vía es del siglo XIX y no funciona», denunciaba el extremeño Gonzalo Barrientos desde el tren. Javier, otro viajero, se preguntaba: «¿Cómo es posible esto después de todas las movilizaciones? Es un tren tercermundista».