"Hay que pensar en las consecuencias. Yo he escuchado en tertulias y he visto cómo se anima a la gente, no a manifestarse legítimamente, sino a que asedien el Congreso y eso es de otra época, no de una Democracia". Estas palabras las pronunciaba la pasada semana el alcalde de Fuente del Maestre y diputado autonómico por el PP, Juan Antonio Barrios. Lo hacía frente a la puerta de su casa, la misma que apenas un día antes algún "perturbado" había intentado quemar mientras toda su familia dormía en el piso de arriba. Por suerte, no se produjeron daños personales ni el fuego llegó a propagarse por el resto del inmueble. La condena entre la clase política extremeña fue unánime. Este episodio era, hasta la denuncia de ayer en Valdelacalzada, el más reciente de agresión a un político extremeño. Ambos se han producido en medio de un clima enrarecido en el que, cada vez más a menudo, los políticos se convierten en blanco de la ira ciudadana.

Afortunadamente, en Extremadura no han sido numerosos los incidentes de agresiones con políticos de por medio. Uno de ellos tuvo lugar en Majadas de Tiétar en febrero pasado. El alcalde de esa población, Aniceto González, denunció por agresión a Florencio Trujillo, un concejal de IU al que acuso de propinarle al menos dos puñetazos en la boca y el pómulo derecho. También de amenazarle con un palo, si bien no le habría llegado a golpear al mediar varios vecinos.

Días después, el concejal de IU denunció a su vez al alcalde y al teniente de alcalde, Luciano Bernabé, también por agresión. De acuerdo a su versión, fue el alcalde el que le pegó un puñetazo que hizo que sus gafas cayeran al suelo y se rompieran. Según el edil izquierdista, el alcalde le dio más puñetazos y le golpeó con un palo en la espalda.

No muy lejos de Majadas, en la localidad cacereña de Almaraz, la tensiones entre PP y PSOE también acabaron en enfrentamiento físico. En noviembre del 2011, la alcaldesa de este municipio, María Sabina Hernández, hacía público que tanto ella como sus dos hijos de 14 y 17 años habían sufrido diversas heridas tras una disputa que, según la regidora municipal, se originó a raíz de los insultos lanzados por un joven. La alcaldesa sufrió una fractura de coxis al caer al suelo tras, afirmó, haber recibido un puñetazo por parte del padre de este.

Algo más lejos quedan sucesos como los de Villafranca de los Barros, Sierra de Fuentes o Casar de Palomero. En esta última localidad, en octubre de 2006, Eduardo Béjar, denunciaba públicamente una agresión al concejal de Extremadura Unida Julián Delgado Domínguez, a manos de "dos personas que no están de acuerdo con el Plan General de Ordenación Urbana".

En Villafranca de los Barros, nueve personas fueron imputadas por una presunta agresión al alcalde de Villafranca de los Barros, Ramón Ropero, del PSOE, a la salida de un pleno celebrado el 30 de septiembre de 2005, si bien la sección tercera de la Audiencia Provincial, con sede en Mérida, las acabó absolviendo por no existir suficientes elementos incriminatorios.

Por último, en el 2006, la Audiencia Provincial de Cáceres declaró a un concejal popular del Ayuntamiento de Sierra de Fuentes culpable de un delito de agresiones sobre el alcalde de esta localidad.