Los del sector del tabaco son grandes números que pueden esfumarse. Se calcula que en la provincia de Cáceres hay entre 4.000 y 5.000 familias que viven directamente del cultivo, pero existe toda una serie de actividades adyacentes (compañías transformadoras de tabaco, empresas de fitosanitarios y abonos, concesionarios de maquinaria agrícola, entidades financieras...) que multiplican esta cifra. Si el cultivo se va al garete, es toda la economía de la zona la que lo pagará.

Lo que mueve todo este engranaje es la inyección de 125 millones de pesetas (unos 20.800 millones de pesetas) en la zona, que van cada año a manos de los productores.

De esta cantidad, más de 100 millones corresponden a las ayudas comunitarias a la producción y el resto es lo que pagan las transformadoras por el tabaco. Son estos 125 millones de euros los que en un zona geográfica tan reducida --unas 15.000 hectáreas sembradas-- son el verdadero motor económico. En la cosecha del 2001, por ejemplo, el 17,6% de los ingresos del sector provinieron de las transformadoras y el 82,4% restante de las ayudas comunitarias.

El sector no sólo está amenazado por la desvinculación y la reducción de las ayudas, sino también por la presión de las autoridades sanitarias para reducir el consumo y el abultado descenso de la demanda de negro. "Ya no fuman Ducados ni los propios tabaqueros", dijo Isidoro Hernández-Sito, presidente de Cetarsa.