Se llaman Sandra, Antonio y Alonso Rivero. Tienen treinta y cuatro, treinta y tres, y treinta años, respectivamente. Nacieron en el barrio de San Roque, en Badajoz, aunque Antonio, el mediano, vive ahora en La Paz. Son hermanos. Los tres se desplazaron hace ya casi seis meses a Mali y conviven en la base militar de Koulikoro. "Pedimos venir voluntariamente", explican a este periódico. "La experiencia es casi como si estuviéramos en España. Es un gran apoyo tener aquí a la familia", afirma Sandra. "Yo tengo la mitad de mi familia aquí y la otra mitad en España", dice Antonio, que también recuerda a su madre. "Cuando hablamos, alguna lagrimilla se le escapa".

Sandra y Antonio ya han estado con el ejército en Líbano y en Kosovo, aunque para Alonso, el pequeño, la de Mali es su primera experiencia internacional. Y anécdotas no le faltan. "Yo soy un poquito especial con la comida. Mis hermanos cuidan más de mí por eso", explica. Sus hermanos y también su madre, que no ha parado de enviar alimentos durante todo este tiempo. Productos, además, típicos de Extremadura. "Nos manda lomo, manteca colorada, chorizo, jamón o café. Cosas que me gustan", dice mientras ríe.

El lunes pasado, además, fue un día especial. Antonio cumplió 33 años y lo celebró con sus hermanos, lejos de su mujer y de su hijo de once años. "Sandra y Alonso me compraron una tarta y me regalaron un perfume. También me dieron un paquetito que mandó mi mujer: una experiencia de conducción extrema que utilizaré cuando vuelva a Badajoz", promete. Y habla de su hijo. "Estar lejos de él es lo más duro. Cuando hablamos, me dice tres o cuatro cosillas y se va". Y es que, pese a estar en la misma base, no resulta tan usual que puedan juntarse los tres. "La nochebuena y la nochevieja tampoco la pasamos juntos", recuerdan.

Ya quedan pocos días para que los hermanos puedan volver a reunirse en Badajoz con sus familias. Antes del 2 de mayo estarán los tres en casa. Mientras tanto, seguirán en Koulikoro y disfrutando de lo que manda su madre. "Todavía queda un poco de jamón y de morcón. De todas formas, siempre repartimos las cosas entre los compañeros", finaliza Antonio.