--¿Qué razones le impulsaron a no ser ministro?

--Las regiones siempre han sido utilizadas, sobre todo por la derecha, como trampolín. Y yo quería demostrar que se puede actuar en política sin necesidad de ir a Madrid. También que se puede tener influencia en España desde Extremadura. Si uno cree que su tierra tiene posibilidades tiene que hacer lo posible porque su vida se desarrolle en su tierra. Si no, estás perdido en el discurso.

--Hay ministra extremeña. En cambio, no hay ministro aragonés ni ministro vasco... ¿Prueba eso que tuvo mucho que ver, también su influencia?

--No, yo he tenido que ver sólo en decirle a Zapatero cuál es la política de vivienda que hacemos en Extremadura. Si yo dijera que María Antonia Trujillo está allí sólo porque es extremeña o sólo porque yo la he impuesto, estaría degradando su condición. Y María Antonia Trujillo es una excelente política y está en el Consejo de Ministros por sus méritos y porque Zapatero piensa que si lo ha hecho bien en Extremadura también puede hacer lo mismo en el resto de España. Por ello me ha pedido nombrarla y yo le dije que por supuesto. Donde manda patrón no manda marinero.

--Ese nombramiento ha dado lugar a cambios en su gobierno y al nombramiento de un vicepresidente joven, que sin embargo se autodescarta como sucesor en unas declaraciones a este diario. ¿No puede hablar aún nadie en esos términos y aspirar a la sucesión?

--No lo sé. Yo no nombre a ningún vicepresidente para ser sucesor. Los nombro para que me ayuden a coordinar la tarea del Gobierno. Siempre he tenido vicepresidente, menos el último año, y una vez que hemos ganado las elecciones generales, he pensado que mi presencia en Madrid va a requerir un cierto tiempo y que necesitaba a alguien para coordinar la labor. Y he pensado en esta persona porque creo que lo puede hacer bien. Pero no voy a nombrar sucesor ni directa ni indirectamente. Esto no es una monarquía y yo no nombro heredero. Quien quiera ser presidente tendrá que ganárselo.

--¿Quiere decir eso que tiene pensado seguir de presidente todo el tiempo que la gente quiera votarle?

--No lo tengo pensado. Nunca pienso más allá de una legislatura. Desde la primera. Siempre he tenido la maleta hecha para irme. Después he seguido porque pienso que irse de la política es más difícil que salir de un hospital cuando te dan el alta médica..., nunca aparece el de la camilla para sacarte. Y es muy difícil porque tienes muchos compromisos, tienes un partido detrás, etcétera. Pero aún así, yo nunca he pensado en dedicarme a la política seriamente. La gente no se lo cree pero ése es su problema. Y siempre he ido manteniendo un compromiso. Pero en este momento pienso que ésta es la última...

--¿Hoy?

--Hoy pienso esto. Dentro de tres años ¿qué es lo que voy a pensar? No lo sé... Siempre lo he pensado: esta legislatura es la última, e incluyo la primera. No tengo vocación política. Es tremendo, en política hay cosas que son anormales: cuando uno no tiene vocación y no quiere, mejor te salen las cosas. No he querido ser ministro y me han ofrecido ser ministro... Seguro que habrá miles de personas que habrán querido ser ministros y no se lo han ofrecido.

--El PP, a raíz de sus victorias en ciudades importantes, parecía que se convertía en alternativa. Sin embargo, cuando los comicios no son locales, el PSOE sigue arrasando... ¿Seguirá así?

--Creo que esto va a a seguir así durante mucho tiempo. Los dirigentes del PP de Extremadura siguen pensando en una Extremadura de hace 30 años. Y esa Extremadura no existe. Del mismo modo, yo no triunfaría si siguiera pensando así. Y hoy hay una derecha de profesionales, centrada, que no se identifica con esa manera de pensar del PP de Extremadura. Mientras no encuentren dirigentes que sean capaces de hacer una derecha moderna, en Extremadura no van a ganar. Parece que les molesta que Extremadura vaya bien, y eso a la gente le molesta. El ciudadano lo percibe. Porque por muy mal que a uno le vaya, no le gusta que se lo digan. A nadie. Y a una región tampoco. A un pueblo tampoco. La clave: haga algo para que avance. O se enteran o no tienen nada que hacer.

--Lejos quedan las expropiaciones...

--Yo no haría hoy una expropiación de fincas, sencillamente porque cuando yo llegué las fincas no producían y ahora producen. Lo que tengo que hacer es lo que se hacía en Cataluña o en el País Vasco hace treinta años: frenar la especulación urbanística. Aquí antes no había siquiera ese problema: no construía nadie. Pero sí había fincas que no estaban ni explotadas... Y estos del PP siguen pensando en la Extremadura de Los Santos Inocentes .