Termina una semana de protestas por la situación que atraviesan los productores de fruta de la región con un nuevo dato que pone de relieve que el sector no pasa por uno de sus mejores momentos. El Indice de Precios de Origen y Destino de los alimentos revela las enormes diferencia de precios que perciben los agricultores por un producto que cuando se compra en el mercado ha visto incrementar su precio hasta 17 veces.

Este es el caso de la sandía, por la que el cultivador percibe seis céntimos de euro por cada kilo, mientras que en el mercado se vende a 1,03 euros. Se trata del ejemplo más pronunciado, pero hay otros dos productos que ven multiplicado su precio en más de 10 veces en el recorrido de la huerta al puesto del mercado. Son el melón de piel de sapo, cuyo precio se multiplica en catorce ocasiones, y el tomate de ensalada, en diez.

El índice lo elaboran la organización agraria COAG, la Unión de Consumidores de España, y la Confederación Española de Amas de Casa. Analiza los precios durante el mes de julio de 25 productos de la cesta de la compra de una familia habitual. Además de frutas y hortalizas, también se estudian productos procedentes de la ganadería, como el precio de la carne, los huevos o la leche. En este caso, las diferencias no son tan llamativas. Con una media de incremento de los precios de origen y destino de 3,23 veces, el producto con mayor incremento es la ternera (4,25 veces), y el que menos los huevos (184 veces).

Todas las variedades de frutas superas esos incrementos. "Esta situación hace que caiga en saco roto el enorme esfuerzo realizado por el sector productor", dijo ayer Juan Moreno, presidente de la citada organización agraria, en declaraciones a Europa Press. Además, afirma que la diferencia de precios de un mismo producto cada vez que cambia de manos de un intermediario, no solo afecta a los agricultores, que se ven obligados a vender por debajo de los costes para recuperar parte de la inversión, sino también perjudica a los consumidores, que "no los encuentra a unos precios asequibles en los mercados", lo que repercute negativamente en la demanda de productos. Para evitar el problema, Moreno reiteró ayer la petición de una ley de márgenes comerciales que limite el beneficio que obtienen los intermediarios.

REPARTO DE FRUTA Lo complicado de la situación está llevando a empresarios del sector a tomar medidas drásticas. La empresa Frutas Fernández, una central de La Garrovilla que vende variedades de verano como la pera, la ciruela o el melocotón, repartió ayer 5.000 kilos de fruta entre los vecinos como forma de protesta por los bajos precios que pagan las grandes cadenas de alimentación. Según el gerente de la empresa, Pedro Fernández, estas grandes superficies son las principales responsables de los bajos precios, puesto que controlan más del 70% del mercado total. Fernández afirma que las empresas, cuanto más pequeñas son, más indefensas se encuentran puesto que tienen menos fuerza para negociar un precio de venta. "Nos están acribillando", subraya. Por ello, afirma que una solución pasaría por la agrupación de las centrales que venden el producto a las comercializadoras. Sin embargo, y pese a los intentos realizados, "siempre hay alguien que vende por debajo de los precios de coste, por miedo a que la fruta se quede en las cámaras".