Los empleados públicos debemos desempeñar con diligencia las tareas que tenemos asignadas y velar por los intereses generales con sujeción y observancia de la Constitución y del resto del ordenamiento jurídico. Debemos actuar conforme a unos principios, tales como: objetividad, integridad, neutralidad, responsabilidad, imparcialidad, confidencialidad, dedicación al servicio público, transparencia, ejemplaridad, austeridad, accesibilidad, eficacia, honradez, respeto a la igualdad, etc.

Tenemos muchos más principios y normas de conducta y entre ellos de los más importantes el tratar con atención y respeto a los ciudadanos a los que nos debemos, porque los empleados públicos sí sabemos que son éstos los que a través de sus impuestos nos pagan por el ejercicio y cumplimiento de nuestra tarea como servidores públicos.

También tenemos derechos que conocemos y que en estos últimos años, los gobiernos nos han ido congelando, suprimiendo y recortando. No sólo derechos de contenido económico, sino también de un alto contenido moral y personal que está afectando a nuestra dignidad como empleados.

Se va a cumplir un año de la supresión de la paga extra de Navidad del 2012; de la congelación del sueldo ya casi nos hemos olvidado de poder tener una subida salarial; del recorte de días de asuntos particulares (moscosos); de la supresión de los días por antigüedad y de las innumerables ofertas de empleo público congeladas, ya ni nos acordamos. Así está sucediendo y ahí están las cifras, que nos hablan de los miles y miles de empleos públicos perdidos y no cubiertos en éstos últimos años. Por no hablar de las sentencias que están haciéndose públicas respecto a la parte proporcional de la paga extraordinaria del segundo semestre de 2012, en la que se reconoce el derecho de los empleados públicos a cobrar esa cantidad proporcional.

Y ahora que las perspectivas de la economía española según dicen han mejorado, nos anuncian que los empleados públicos recuperaremos un día por asuntos particulares, porque se tiene en cuenta que hemos contribuido decisivamente al esfuerzo de consolidación fiscal de las administraciones públicas y que además ello ha venido acompañado de un incremento de la eficiencia al continuar prestando los servicios públicos con un alto nivel de calidad. Toma ya.

Señor Montoro, los empleados públicos nos preguntamos que si hemos colaborado a ese nuevo escenario económico y que si además se ha aumentado la calidad en la prestación de los servicios, no entendemos cómo desde el Gobierno no se dignan en reconocernos la injusticia de la supresión de la paga extraordinaria de 2012 para que podamos seguir colaborando en esa mayor eficiencia y al mismo tiempo impulso a la recuperación económica del país.

Porque si es cierto que "los mercados no son gilipollas" y que se mueven por cifras, no queremos perder más de lo que ya hemos perdido, por lo que sea usted generoso y devuélvanos lo que nos suprimieron, porque sí que es cierto que los empleados públicos no lo olvidamos.