«Se han empezado a mover los jarrones y la cucharilla del café, nos hemos mirado mi amiga y yo y hemos dicho: ¿Pero esto no para? Era como si el temblor te envolviera, al principio menos pero luego ha sido muy intenso». Así narraba María F., una vecina de Badajoz de 26 años, cómo había vivido la sacudido que hizo temblar durante segundos a parte de Extremadura. «Nada más pasar ese momento, empecé a recibir por whatsapp mensajes de mis amigos preguntándome si lo había notado. Uno de ellos me dijo que se le había caído la pantalla del ordenador y otra que estaba dando clases y que había tenido que sujetar la pizarra. Y en la biblioteca central se empezaron a mover las estanterías, la gente se asustó y algunos salieron corriendo y gritando», contaba esta opositora y residente en el barrio Cuartón Cortijo.

Un terremoto con intensidad 4,9 en la escala de Richter (según el Instituto Portugués de Mar y Atmósfera, aunque el Instituto Geográfico Nacional hablaba de una magnitud de 4,4) y con epicentro en la localidad lusa de Arraiolos, en el distrito de Évora, a unos 100 kilómetros de Badajoz, se dejó sentir ayer en numerosas localidades extremeñas. El seísmo, con una profundidad de 12 kilómetros, se expandió en un radio de 270. Se registró a las 12:51 horas españolas y posteriormente hubo tres réplicas de entre 2,5 y 2,7.

¿Consecuencias?

El temblor alarmó principalmente en Badajoz. También en La Albuera, Guareña, Mérida, Calamonte, Montijo, Olivenza, La Parra, Solana de los Barros, Valdelacalzada, Valencia de Alcántara y Cáceres. En estos municipios la sacudida fue de intensidad III, esto es, débil, lo que supone que el terremoto es notado por algunos dentro de los edificios, las personas en reposo sienten un balanceo o un ligero movimiento y los objetos colgados oscilan levemente.

También fue percibido en Almendralejo, Don Benito, Jerez de los Caballeros, San Vicente de Alcántara y Zafra, pero en este caso con intensidad II, que significa que apenas se aprecia.

El 112 recibió hasta 80 llamadas alertando sobre el temblor, pero no fue necesaria asistencia puesto que no hubo ni heridos ni daños materiales reseñables. Recomendaron a la población «mantener la calma» ya que el seísmo provocó preocupación y nerviosismo sobre todo en Badajoz, donde la Policía Local recibió más avisos de lo habitual.

Una grieta

Solamente en la barrio de la Moreras de la capital pacense, en un edificio de la calle Juan Uña, apareció una grieta en una vivienda. Acudieron los bomberos y certificaron que no había peligro para los residentes, según manifestaron a este diario fuentes del Servicio de Extinción de Incendios.

Sí hubo desalojo de viviendas, edificios públicos y centros educativos por precaución. Así ocurrió en la Diputación de Badajoz, donde se puso en marcha el protocolo de emergencias, sonando la sirena y saliendo a la calle unas casi 200 personas que estaban en el interior, entre ellos, el presidente de la institución provincial, Miguel Ángel Gallardo. Hacia las 13.15 horas, cuando pasó la alerta, volvieron a sus puestos de trabajo.

También se dio una situación similar en la Delegación del Gobierno, la subdelegación, Hacienda, la biblioteca central y edificios de oficinas como Eurodom, entre otros. Y empleados y clientes de las zonas comerciales de Menacho y Casco Antiguo también salieron a la calle.

A lo largo del día hubo numerosas llamadas de teléfono y comentarios en las redes sociales comentando casos concretos: temblor de suelo, de ventanas, de lámparas y de algunos objetos de decoración.

A pesar del susto, fueron segundos de alarma y sobresalto que finalmente quedaron en anécdota.