Este 2013 se cerrará siendo el sexto año de recesión en Grecia. La economía del país ha perdido más de un 25% de su volumen pero, claro está, eso no afecta a todos por igual. Las familias griegas, especialmente aquellas de trabajadores por cuenta propia o autónomos, han visto reducida su capacidad adquisitiva a la mitad respecto a los años previos a la crisis, debido a la reducción de salarios, al incremento de tasas e impuestos y al aumento del paro (del 8% al 27,6%).

Durante el pasado invierno muchos hogares griegos no pudieron encender la calefacción por falta de fondos, propios o de los vecinos (en la mayoría de los casos es central). Además, la prolongadísima crisis ha provocado un alza en los suicidios (en un país que antaño tenía la tasa más baja de Europa) y de los problemas mentales y cardiacos. Por si fuera poco, aquellos que terminan el máximo de un año de subsidio de desempleo en Grecia quedan excluidos del sistema de salud, por lo que se ven obligados a recurrir a médicos voluntarios y oenegés.