En medio de la vorágine de cifras negativas sobre despidos, familias sin recursos, desahucios, cierre de negocios, caída del consumo, recortes,... se ve luz a lo lejos. Al menos en cuanto al futuro económico. La ven los economistas que trimestralmente estudian el comportamiento de la región y elaboran las previsiones de cara al futuro. Y parece que sí, que hay futuro aunque tardará en llegar. "Somos optimistas relativamente", dice Antonio Jurado, responsable del departamento de Economía de la Universidad de Extremadura y coordinador del grupo que elabora el Boletín de Coyuntura Economica de la Fundación Caja de Extremadura.

Si las previsiones de estos expertos se cumplen --en los últimos ejercicios están acertados--, sí hay razones para pensar que a lo largo de este año la región está sentando las bases para mejorar su situación a partir del 2014. Será entonces cuando los economistas esperan que el Producto Interior Bruto (PIB) alcance cotas positivas aunque eso no será suficiente para crear empleo y dejar de destruirlo. "En los próximos dos años al menos se seguirá reduciendo la actividad, la ocupación laboral y seguirá aumentando la tasa de paro, aunque a menor ritmo que España", es decir, que Extremadura lo sigue haciendo mal, "pero el dato positivo es que lo hace menos mal que antes", explica María Romero, de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Para hacerlo bien y volver a generar empleo "la economía tiene que crecer por encima del 1,5% según la evidencia empírica basada en los datos históricos", añade.

Y no se espera esta gran evolución. A lo largo de este año, el PIB seguirá contrayéndose, pero lo hará a un ritmo menor y con un comportamiento mejor que la media nacional por primera vez en los dos últimos años. El informe apunta que a final de año se registrará una caída del 0,9% mientras el país llegará a una cesión del 1,8%. Se pasará en Extremadura de un -1,5% a -0,3%. ¿A qué se debe esta evolución?

"Caerá menos que la economía nacional por un lado porque Extremadura ya ha llegado al suelo con mayor rapidez que España y porque hay una serie de ajustes que se han acometido en los últimos meses que hacen esperar un decrecimiento menos intenso", apunta María Romero. Dos motivos a los que Jurado añade otros factores clave para colocar a Extremadura en la senda del optimismo. Por un lado se espera un mejor comportamiento de sectores que han sufrido su crisis particular durante el 2012, tales como la agricultura y la ganadería, el comercio y el turismo. "Han tenido un año pasado muy malo y sobre esa base esperamos que este año experimenten un mejor comportamiento". Hasta la construcción irá mejor en la región que en el conjunto del país.

El informe apunta que el consumo será menos débil que en la media de España, lo que contribuirá a mejorar las perspectivas extremeñas. Otro factor clave será el sector público. "Extremadura ha estado menos endeudada que la mayoría de las comunidades, a lo que se suma que ha cumplido el objetivo de déficit y ha recibido ingresos tales como el impuesto sobre depósitos bancario o parte de la deuda histórica", explica Jurado. Esta inyección extra supone, según los economistas, que Extremadura tendrá que hacer menos ajustes que el resto de comunidades. Y eso "para una región en la que tiene tanto peso el sector público es importante tener en cuenta".

El último factor que aprecia Jurado para la recuperación está centrado en el único aspecto positivo que viene destacando con fuerza en la economía regional: las exportaciones. "Es el núcleo de las fortalezas de la región, se están consolidando en los mercados y abriéndose a otros países emergentes, lo que hace pensar que seguirán creciendo sin parar". Los economistas alaban el potencial del comercio exterior y su convergencia hacia un tipo de economía más internacional, lo que permitirá contrarrestar la demanda interna, pero alertan de que sí el sector no se diversifica corre riesgos. "El problema es que las exportaciones están muy concentradas en ciertos productos, en pocas empresas y pocos países europeos, cualquier problema en algún producto en concreto, alguna empresa o en la demanda de estos países repercutiría muy negativamente en el crecimiento sostenible de la economía extremeña", añade Romero.