La sequía ha provocado la pérdida del 60% de la producción de aceituna de mesa, el 40% de la producción de aceite y el 35% de la de uva, así como problemas en muchas explotaciones ganaderas, en las que los animales no tienen agua para beber. Así lo denunció ayer la organización agraria UPA-UCE, que considera urgente la puesta en marcha de ayudas para estos cultivos leñosos, al igual que se ha hecho con los herbáceos y leguminosas, además de para la apertura de pozos en las fincas.

El secretario general de la organización, Ignacio Huertas, calificó ayer como "grave" el año agrario que está finalizando y señaló que comienza una nueva temporada "con unas perspectivas muy malas y preocupantes". La falta de lluvia, dijo, ha condicionado de forma considerable las cosechas de vid y olivar. En este sentido apuntó que la producción de uva caerá este año hasta los 2,5 millones de hectólitros (el pasado año se recogieron 3,7 millones), pero los precios se mantienen en la misma línea del año pasado.

En el caso del olivar, aunque la campaña no ha terminado, Huertas prevé que la reducción de la producción sea del 60% en la aceituna de mesa y del 40% para el aceite --la recogida no superará las 32.000 toneladas frente a las 50.000 del pasado año--, aunque en este cultivo el precio sí está subiendo, algo que no va a beneficiar a los olivareros porque "cuando se sobrepasan ciertos límites de precios, el consumidor se va a buscar compras más baratas", explicó Huertas.

Ante esta situación, UPA-UCE reclama que los cultivos leñosos tengan las mismas ayudas que las que se han aprobado para los herbáceos y leguminosas por los efectos de la sequía; que se adelante el cobro de las subvenciones de la PAC --lo permite la UE--, y que se pongan en marcha ayudas para la apertura de pozos en las explotaciones ganaderas que por la falta de agua no pueden dar de beber al ganado.

RETIRADA DEL ESPINAZO Por otro lado, Huertas consideró "muy buena" la autorización de la UE para reducir la prohibición del espinazo del vacuno, para que se permita en la carne de animales de hasta 24 meses.

Desde octubre del año 2000 es obligatorio retirar de la cadena alimentaria el espinazo de las vacas de más de 12 meses después de la aparición de casos de vacas locas . Según Huertas, la retirada del espinazo cuesta al ganadero 18 euros por animal, más otros 18 euros por el peso que pierde por esta circunstancia, por lo que calculó que desde que se instauró esta medida, los ganaderos extremeños han perdido seis millones de euros.