El pasado jueves, el presidente de la Junta pronunció en el Club Siglo XXI una conferencia sobre ´la sociedad de la imaginación´. Después, tuvo lugar un coloquio en el que, sobre todo, se le inquirió a Rodríguez Ibarra su parecer sobre la actualidad política, centrada en la financiación autonómica y la situación en el País Vasco. A continuación se recogen partes de ese coloquio en el cual el dirigente extremeño se mostró de nuevo partidario de endurecer el acceso de los nacionalistas al Congreso de los diputados y por cambiar el sistema electoral, abandonando el proporcional, ahora vigente, por otro mayoritario, como el británico, que asegure mayorías absolutas. De igual modo, dijo que Cataluña está perdiendo su histórica pujanza económica y que sería paradójico que se demostrara que le iba mejor con un sistema político centralista.

-- ¿Cómo cree que se puede solucionar el conflicto que hay en este momento entre el PSOE y el PSC a cuenta de la financiación autonómica y la propuesta de la Generalitat?

-- Lo que me interesa es que seamos capaces de analizar seriamente lo que está pasando en algunos territorios españoles. La Generalitat se queja, y con razón, de que su comunidad no es ya la locomotora económica española. La pregunta es desde cuándo cree el gobierno catalán que está perdiendo posiciones. La gran paradoja sería que la respuesta fuera que esa posición la ha perdido Cataluña desde que hay autonomía, porque estamos ante el gobierno que más ha peleado por la descentralización y que ahora sería víctima de la descentralización. Sería tremendo que se demostrara que Cataluña con el centralismo vivía mejor. Con todo, no creo que sea ese el problema verdadero. Maragall debería analizar cómo han sido los 22 años de gobierno de CiU y llegaría a la conclusión de que se ha gastado muchas energías y dinero en reforzar el hecho identitario y muy pocas en reconvertir la industria catalana. Si fueran capaces de admitir que tal vez se han equivocado y que gastaron torpemente el dinero, iría mejor. Están equivocados si piensan que con más financiación autonómica van a solucionar sus problemas, porque por mucho dinero que tengan y más carreteras que hagan el futuro no va a venir por las carreteras, sino por su potencial económico e intelectual para adaptarse a la nueva realidad, que no quieren ver porque están anclados en el siglo XIX, buscando todavía de dónde vienen, quiénes son y adónde van.

-- Usted ha escrito en su discurso, aunque no lo ha leído, que tiene intención de pedir al Gobierno central que le descuente lo que Extremadura le debe a Cataluña. ¿Qué sentido tiene ese párrafo?

-- Ese párrafo es una ´boutade´, que lo que pone de manifiesto es que no existen trasferencias de fondos de una comunidad a otra. Esta discusión se resolvería con la siguiente pregunta: ´¿está de acuerdo con que quien más tenga más pague?´, porque si es así ya no hay más que hablar. Si los ricos de España siguieran ese discurso estaríamos perdidos. Imagínese que se reunieran y dijeran: ´ya está bien de estar pagando para que los pobres de España se acostumbren a vivir del subsidio´. Ese discurso no lo entendería nadie y se dice desde los territorios. La sociedad catalana es interclasista, hay ricos y pobres, y sería tremendo que los pobres catalanes estuvieran pagando a los ricos extremeños.

-- ¿Tiene plena confianza en Rodríguez Zapatero, en lo que se refiere al debate territorial?

-- Tengo confianza en él y en su idea de España, pero tengo enorme inquietud en la situación política. Hoy mismo (por el jueves) el primer consejero de la Generalitat ha dicho que o Rodríguez Zapatero negocia o se tiene que marchar. Yo respondería a eso diciendo: ´ni voy a negociar y cuando me marche va a ser aprobando una ley en el Congreso de los Diputados para que usted si quiere estar aquí va a tener que alcanzar una representación del 5% del conjunto de los españoles´. No es posible que 40 millones de españoles estemos permanentemente inquietos por partidos que tienen una representación de 300.000 ciudadanos. Esto no se puede mantener por mucho tiempo más. Y tarde o temprano tendremos que ir a un Congreso de los Diputados en que los grandes partidos estatales, que coinciden en lo que es el ser de España, no estén en la picota por lo que piensan 4, 5, o 6 partidos nacionalistas. Apostaría por un sistema mayoritario, para que el que gobierne lo haga con mayoría absoluta, y no estemos con pactos que anulan capacidades y energías y hacen que este país esté constantemente discutiendo sobre nosotros y qué queremos ser, en un diálogo que aburre.

-- ¿Usted detecta en el PP un intento de reventar la posibilidad del presidente del Gobierno de explorar caminos a la paz en el País Vasco?

--No creo que el PP esté intentando reventar esa posibilidad. Sí creo que está siendo desleal. La política antiterrorista la dirige el Gobierno, y sólo el Gobierno. Y el resto lo que tiene que hacer es colaborar. Lealtad pública y explicaciones en privado. Además, una negociación de este tipo tiene que ser sigilosa y eficaz y hacer que la razón se imponga a las vísceras. Quien no tiene responsabilidad en la política antiterrorista, yo por ejemplo, se mueve más con las vísceras que con la razón, pero el presidente del Gobierno no se puede permitir ese lujo y, además, tiene que tener el derecho de hablar con ETA y no decirlo, porque todos los gobiernos han hablado con ETA. Otra cosa es qué se ofrece a cambio de la paz.