En plena polémica sobre la donación que el dueño de la firma Inditex, Amancio Ortega, ha realizado a la sanidad pública española en los últimos años, es momento de hacer balance. La fundación que lleva el nombre del hombre más rico de España -y entre los más poderosos también del mundo- decidió en el año 2017 aportar al sistema sanitario público más de 300 millones de euros para adquirir y renovar el equipamiento de alta tecnología destinado principalmente a la prevención y el tratamiento del cáncer.

La cantidad donada a Extremadura alcanza casi 13 millones y ha servido para adquirir ocho aparatos oncológicos de última generación, de los que la mitad ya están pagados (los pagos se hacen efectivo cuando hay facturas) y funcionando en los hospitales extremeños. Fue en mayo del 2017 cuando el Servicio Extremeño de Salud (SES) y la Fundación Amancio Ortega suscribieron el acuerdo por el que se donanban a la región 12,8 millones de euros para comprar equipos de alta tecnología para los hospitales extremeños. El SES decidió cuál era la tecnología más necesaria en la región y abrió el proceso público para su compra en tres lotes: dos de ellos ya están finalizados y en marcha y queda uno pendiente.

En uno de los lotes, en concreto, se compraron tres equipos de tomografía computarizada (TAC) que están en marcha en los hospitales de Mérida, el Virgen del Puerto de Plasencia y el Hospital Universitario de Badajoz. Estos aparatos (que han costado más de 400.000 euros cada uno) sirven para realizar un examen médico de diagnóstico a través de múltiples imágenes o fotografías del interior del cuerpo, sin necesidad de cirugías o biopsias. Y esa imagen, además, permite al acelerador lineal irradiar con mayor precisión.

En otro lote aparte también se ha adquirido con esta donación un nuevo equipo de radioterapia intraoperatoria en el Hospital Universitario de Badajoz, que ya está también en funcionamiento, y que permite realizar un tratamiento de radioterapia en el mismo quirófano, lo que posibilita tratar con más eficacia tumores de mayor complejidad.

LOS CUATRO ACELERADORES / El grueso de esa donación es para el tercer lote para la compra de cuatro aceleradores lineales de electrones, cuyo coste oscila entre los 3 y los 5 millones cada uno y que no han llegado todavía a la comunidad por un litigio entre las dos empresas que han participado en el concurso público realizado por el SES. Se instalarán, el primero de todos en el nuevo hospital de Cáceres (que tendrá por primera vez uno propio, ya que hasta ahora se usa uno concertado) y también en el Virgen del Puerto de Plasencia, el Hospital de Mérida y el universitario de Badajoz, pero todavía no hay fecha para ello. El conflicto entre las dos únicas empresas que lo fabrican por la adjudicación del contrato ha llegado a la vía contenciosa-administrativa y el SES está pendiente de la resolución del último recurso para poder instalar estos nuevos aparatos de alta tecnología que se emplean generalmente para irradiar tumores malignos localizados. Estos equipos combinan la radiación con imágenes para radiar los tumores con una previsión al milímetro, lo que permite poder reducirlos o eliminarson sin dañar otros órganos e incluso reducir el número de sesiones necesarias.

Precisamente, el pasado diciembre comenzó a funcionar en el antiguo Infanta Cristina de Badajoz otro equipo de este tipo que sustituye a un acelerador ya obsoleto. Este se ha adquirido con fondos europeos y propios de la comunidad (costó casi cuatro millones) y es en la actualidad en más complejo y avanzado que tiene la región. Su instalación se inició en diciembre del 2017 y comenzó a funcionar el pasado noviembre, una vez que tuvo el visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear. En solo tres meses este avanzado acelerador ha realizado mil sesiones de radioterapia a pacientes con cáncer.

También cuentan ya con aceleradores lineales públicos en Plasencia y Mérida, mientras en Cáceres se emplea uno concertado, pero todos ellos serán sustituidos cuando se termine el conflicto y se haga efectiva la adquisición. Cáceres tendrá por primera vez uno público y propio.