"Si una chica tiene interiorizado un modelo de mujer asociado a la renuncia, según el cual se debe amar al hombre incondicionalmente, le será más difícil negarse a mantener relaciones sexuales sin preservativo si su pareja se lo pide". El ejemplo lo ponía ayer Emilia Fernández Nieto, psicóloga especializada en Sexología, y sirve para ilustrar cómo la forma en la que una mujer --o un hombre-- asimila su identidad de género puede llegar a condicionar cómo afrontará en un futuro sus relaciones sexuales.

Emilia Fernández realizó ayer las dos primeras ponencias del curso Prevención de Embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual--VIH Sida en adolescentes y jóvenes desde un enfoque de género , que se desarrollará en la Casa de la Mujer de Cáceres hasta el próximo viernes, y que está dirigido a los profesionales del ámbito sociosanitario (atención primaria y especializada, unidades de apoyo a la mujer, personal técnico de gestión....).

La construcción de la identidad de género, según detalla esta experta, "condicionará toda la forma en la que un persona se relacionará en un futuro consigo misma y con los demás", lo que incluye las relaciones familiares, las laborales o las afectivas. ¿Y qué es lo que determina este proceso de desarrollo personal?. A juicio de esta psicóloga, aunque "en cada sujeto es diferente", existe un modelo biopsicosocial, de manera que en la construcción de la identidad sexuada de una persona intervienen tres factores: el puramente biológico; la forma en la que cada individuo interioriza cómo debe ser un hombre y una mujer; y el entorno social, que asigna unos determinados roles de género. "Y con la mezcla de estas tres cosas, cada persona adopta una determinada posición", sostiene.

En las dos jornadas que restan del curso se abordarán, entre otros aspectos, temas relacionados con el aborto y las enfermedades de transmisión sexual, la atención en consulta o el concepto de sexualidad. Rafaela Martín, coordinadora de la iniciativa y también una de sus ponentes, subraya que tan importante es conseguir que los profesionales sociosanitarios transmitan conocimientos a los jóvenes como "las habilidades sociales personales que les permitan negociar una relación sexual libre de riesgo".

En este punto destaca como un aspecto fundamental el de comenzar a educar a los jóvenes en el ámbito de la sexualidad de una forma continuada, "no con charlas puntuales", y el no esperar para hacerlo "a que una chica tenga 14 años. Igual que cada vez se comienzan a enseñar cuestiones relacionadas con la educación vial a una edad más temprana, lo mismo habría que hacer con la educación sexual", argumenta. En este sentido, agrega que hay que abordar estos contenidos desde una perspectiva "integral. La sexualidad incluye muchas cosas, desde el autoconcepto de sí mismo hasta la asertividad", añade.

El curso está organizado por el Instituto de la Mujer y la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida. También colaboran el Instituto de la Mujer de Extremadura y la Gerencia del Area de Salud de Cáceres.