--¿Qué impacto han tenido los aranceles en la exportación de productos agroalimentarios extremeños a EEUU ?

--Han sido determinantes en la caída de las exportaciones que se ha producido. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que en el aceite de oliva España había conseguido superar por vez primera a Italia en ventas a EEUU pero, una vez que te fijan un arancel del 25%, prácticamente te están echando del mercado. Sobre todo cuando países que están entre tus principales competidores, como Túnez o Marruecos, no tienen esta barrera. Los veníamos padeciendo primero en la aceituna de mesa, pero luego han tenido un impacto tremendo en el aceite o en el vino, que son los productos a los que les ha afectado fundamentalmente.

--¿Confía en que se eliminen en un plazo razonable de tiempo?

--Seguridad no puedes tenerla nunca, pero es verdad que el talante de Biden es completamente diferente al de Trump. Creo que eso resulta bastante evidente, y que puede ser determinante a la hora de entablar las nuevas negociaciones entre la UE y Estados Unidos. Estos son unos aranceles absolutamente injustos, y que tienen su origen en un sector totalmente ajeno al agrario, como es el aeronáutico. Hasta ahora, su eliminación parecía bastante difícil pero tras la victoria de Biden hay esperanza de que poco a poco se vayan quitando y de que volvamos a tener un comercio fluido como anteriormente.

--Y en el caso de que se eliminen, ¿no será complicado recuperar un mercado en el que se han estado posicionando ya durante los últimos meses otros competidores?

--Ahí nos puede salvar la calidad, Tenemos unos productos con un nivel de calidad extraordinario. Por suerte, la producción de la UE tiene una seguridad alimentaria y una trazabilidad que es una garantía en mercados de alto poder adquisitivo como puede ser el de EEUU. Esa debe ser nuestra principal arma.

--Bruselas acaba de dar el visto bueno al almacenamiento voluntario de aceite de oliva, una propuesta que se hizo desde las cooperativas, ¿qué puede significar este mecanismo para el sector?

--Es una herramienta para momentos puntuales o de crisis. Para cuando haya superproducciones, como ha ocurrido este año, que el mercado no es capaz de absorberlas y eso origina una caída de precios espectacular. Es algo que hemos pedido durante años y que creo que va a ser una medida muy positiva para el sector. Ojalá se pudiera establecer para otros. Para el aceite de oliva este mecanismo de regulación de mercado puede ser una herramienta extraordinaria.

--Y tratándose de una medida voluntaria, ¿no puede resultar difícil de aplicar de forma consensuada?

--Hay que tener en cuenta que no todos los sectores están tan cooperativizados como el del aceite de oliva, donde prácticamente el 65% o el 70% de la producción está en manos de cooperativas, lo que hace que sea mucho más fácil ponerse de acuerdo que en otros sectores. No creo que, llegado el momento, resulte complicada la aplicación.

--¿Cree que el campo extremeño mantendrá los fondos europeos que recibe con la nueva PAC?

--Todo son aún especulaciones. A finales de este mes o pricipios de diciembre se volverá a reunir el ministerio con las comunidades autónomas. No creemos que haya una gran desviación de fondos de una regiones a otras. Algunas producciones pueden verse resentidas, pero probablemente serán compensadas con otras. En cualquier caso, hay que estar expectantes y ver qué pasa a nivel individual con cada agricultor y cada ganadero.

--¿Qué supondrá la introducción de los ‘ecoesquemas’ ?

--Ya veníamos cumpliendo una serie de normativas con la condicionalidad que ahora se refuerzan. Es verdad que hay un periodo de transición, pero todos debemos tener claro que la agricultura en la UE va a ser cada vez más verde, es algo a lo que poco a poco nos tenemos que ir adaptando. Yo lo veo como una oportunidad, sobre todo en Extremadura, donde nuestra ganadería es extensiva y tenemos una agricultura que ha sabido adaptarse a cuestiones como la reducción de productos fitosanitarios. Lo que tenemos que hacer es formar a nuestros agricutores y ganaderos para que, cuando llegue el momento, cada uno adapte su explotación al ‘ecoesquema’ que más le convenga.