Juan Ramón Clemente lleva once años como maestro, y casi siempre como itinerante. En los últimos cuatro cursos trabaja en un Centro Rural Agrupado (C.R.A.), y desde Ibahernando (su centro de cabecera) se desplaza a Santa Ana, Robledillo de Trujillo, Santa Cruz de la Sierra y Puerto de Santa Cruz. La Consejería de Educación le debe el kilometraje de febrero y marzo, que se lo vienen pagando con dos meses de retraso, y acaba de cobrar los casi 130 euros de enero, una cantidad habitual de gasto en combustible por su trabajo. El kilometraje se paga dos meses después de realizado el servicio, comenta.

El, como el resto de maestros itinerantes, se desplaza durante los recreos de un pueblo a otro para dar clase. Es entonces cuando se encuentra con dificultades que pueden retrasar su llegada, tales como mal estado de las carreteras "muchas de tercera y cuarta categoría y muy precarias", paradas por animales en la calzada o controles rutinarios de la Guardia Civil. Sin embargo, lo peor es que "si tienes algún tipo de accidente en en desplazamiento --se considera como accidente laboral, con algún tipo de indemnización por daño físico-- "no está contemplado ningún tipo de ayuda para reparación de daños propios del vehículo".